24 Asimismo cuando la carne tuviere en su piel quemadura de fuego, y hubiere en lo sanado del fuego mancha blanquecina, bermejiza ó blanca, 25 El sacerdote la mirará; y si el pelo se hubiere vuelto blanco en la mancha, y pareciere estar más hundida que la piel, es lepra que salió en la quemadura; y el sacerdote declarará al sujeto inmundo, por ser llaga de lepra.
9 Y dijo á sus discípulos que le estuviese siempre apercibida la barquilla, por causa del gentío, para que no le oprimiesen. 10 Porque había sanado á muchos; de manera que caían sobre él cuantos tenían plagas, por tocarle.
No hay allí costumbre de dar memoriales, o, por ,mejor decir, no la hubo antes, porque acaso al presente habrá ya comenzado a usarse; pues hallándome en aquel pueblo hace poco tiempo, exhorté con beneplácito del obispo de dicho lugar a Petronia, señora ilustre, que había sanado milagrosamente de una peligrosa y larga enfermedad (en que nada aprovecharon todos los remedios que usaron 10 médicos), a que diese su relación para que se recitase al pueblo, a lo que condescendió gustosamente.
He pasado el mar para ocupar el puesto del difunto. Hágase usted cuenta que Pendones ha sanado y que yo soy Pendones. Él era mi sustituto, ocupaba mi puesto en las filas y yo quiero ocupar el suyo.
Y era sábado aquel día. 10 Entonces los Judíos decían á aquel que había sido sanado: Sábado es: no te es lícito llevar tu lecho. 11 Respondióles: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda.
12 Preguntáronle entonces: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda? 13 Y el que había sido sanado, no sabía quién fuese; porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar.
8 Entonce Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Príncipes del pueblo, y ancianos de Israel: 9 Pues que somos hoy demandados acerca del beneficio hecho á un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, 10 Sea notorio á todos vosotros, y á todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que vosotros crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
48 Mas si entrare el sacerdote y mirare, y viere que la plaga no se ha extendido en la casa después que fue encostrada, el sacerdote dará la casa por limpia, porque la plaga ha sanado.
14 Después le halló Jesús en el templo, y díjole: He aquí, has sido sanado; no peques más, porque no te venga alguna cosa peor. 15 El se fué, y dió aviso á los Judíos, que Jesús era el que le había sanado.
Traducción de - - - - - - - - - - - - LIBRO XII Acepta Turno el combate singular a que le desafía Eneas para terminar la guerra, y se ajustan solemnes pactos, en cuya virtud obtendrá el vencedor la mano de Lavinia y el cetro del Lacio.— Persuade Juno a Iuturna que rompa aquellos tratos y suscitando un falso presagio, con el que mueve a Tolumnio a disparar un dardo contra los troyanos provoca entre los dos ejércitos una furiosa refriega en que es herido Eneas.—Aprovecha Turno su ausencia para hacer espantoso estrago en los troyanos.—Sanado Eneas por unas hierbas que le envía su madre Venus, vuelve al campo de batalla, donde vanamente busca a Turno, a quien su hermana Iuturna, bajo la figura del auriga Metisco, aleja del combate.
Tampoco se separarán de esta fealdad los que como vilipendiadores de la gloria no hacen caso de los juicios ajenos, se tienen por sabios y están muy pegados y complacidos de su ciencia Porque la virtud de éstos, si alguna tienen, en cierto modo se viene a sujetar a la alabanza humana, puesto que el que está agradado de sí mismo no deja de ser hombre; pero el que con verdadera religión cree y espera en Dios, a quien ama, más mira y atiende a las cualidades en que está desagradado de sí, que a aquéllas, si hay algunas en él, que no tanto le agraden a él cuanto a la misma verdad, y esto con que puede ya agradar, no lo atribuye sino a la misericordia de Aquel a quien teme desagradar, dándole gracias por los males de que le ha sanado...
Opinaron algunos que se debía a los ángeles el mismo honor y culto que se debe a Dios, adorándolos u ofreciéndoles sacrificio, pero los mismos espíritus celestiales se lo vedaron y ordenaron que tributasen esta adoración a aquel Señor a quien sabían que solamente se debía; en cuyo admirable ejemplo imitaron también a los santos ángeles los hombres santos y temerosos de Dios, pues en Licaonia, habiendo milagrosamente sanado San Pablo y Bernabé a un hombre, los tuvieron por dioses, queriendo los licaonios ofrecerles víctimas en sacrificio, y estorbándolo con humilde piedad los santos Apóstoles, les anunciaron y dieron noticia del Dios verdadero en quien debían creer.