Sin embargo los samaritanos, creían ser los verdaderos descendientes de los hijos de Israel, y fueron quienes preservaron la escritura hebrea arcaica.
El rey Ciro II el Grande y sus sucesores permitieron el retorno de los deportados y permitieron autonomía a sus habitantes hebreos; entre los que volvieron y los que estaban se produjeron roces, estableciéndose las autoridades de los samaritanos en Siquem (hoy Nablús) y las autoridades judías en Jerusalén.
l hebreo samaritano es una tradición de lectura para el hebreo bíblico tal y como la practican los samaritanos para la lectura del Pentateuco que ellos poseen.
Así se hizo y desde entonces los idumeos quedaron incorporados a la comunidad judía. Reinició la campaña contra los samaritanos, en vista que insistían con mostrarse hostiles (111aC).
Los samaritanos tienen la tradición de deletrearlo en las letras samaritanas: "" o decir "" que significa "El Nombre (Divino)" en arameo, que se parece al hebreo judaico "".
Los galileos enviaron una embajada a solicitar a Cumano una investigación, pero no fue tomada en cuenta. Flavio Josefo afirma que el gobernador fue sobornado por los samaritanos para que hiciera la vista gorda.
Atacó a la ciudad de Samaria, dejando el cerco al mando de sus dos hijos Antígono y Aristóbulo I. Aunque los samaritanos llamaron al seléucida Antíoco IX Ciziceno en su ayuda, fueron finalmente vencidos.
Una de estas embajadas, enviada por los samaritanos, se quejaba de los ataques de los judíos a sus aldeas y la otra embajada, enviada por los judíos, responsabilizaba a los samaritanos de la violencia y acusaba a Cumano de apoyarles.
Cuadrato accedió a investigar, e inició sus pesquisas en el año 52 en Judea, donde ordenó que todos los prisioneros judíos que Cumano había capturado fuesen crucificados y ordenó la ejecución por decapitación de varios otros judíos y samaritanos que se habían visto implicados en la lucha.
Quizás tras tener noticias del establecimiento de un recurso contra Cumano en Judea, Cuadrato le envío a Roma, junto con otra serie de líderes judíos y samaritanos, acusado de ser responsable de la violencia y para que respondiera ante el emperador Claudio.
Al final del juicio, estuviese o no influenciado por los políticos de la corte, el hecho es que Claudio falló a favor de la parte judía. Los dirigentes samaritanos fueron ejecutados y al ex-procurador de Judea se le envió al exilio.
L. 22, col. 429). Iabe: los samaritanos (según Theodoret, en Quaestiones in Éxodum 15, en P. G. 80, col. 244); Según la Enciclopedia Católica, esta vocalización se generó al incluir en el tetragrámaton las vocales de la forma samaritana de pronunciar el nombre, según la obra de Theodoret.