Después de haberme mondado el cuerpo, y roídome los güesos, chupándome la bolsa, desparecídome la honra, desainádome la hacienda: «El tiempo es santo, esto se había de acabar algún día la vecindad tiene que decir, mi tía gruñe de día y de noche; no puedo sufrir la soberbia de mi hermana; por vida tuya que excuses el verme y pasar por esta calle, y que demos a Dios alguna parte de nuestra vida». ¡A buen tiempo se arremangó Celestina a remedar la nota de fray Luis!
A veces, una voz blanda, en estribillo amoroso, de un amador licencioso nuevas al viento demanda. Y es tan suave, y tan flexible, y tan tierna en su cantar, que intentarla remedar fuera a otra voz imposible.
Quién se adornó con un pavo real; quién, más positivo, se llenó los bolsillos de provisiones de boca; quién, iluso, más necesitado que nadie, escogió un fusil por todo consuelo, y gritando viva la Libertad y abajo la opresión, se dio a remedar a los soldados.
Era pagana, no con el corazón, que no lo tenía, sino con el instinto imitativo, que le hacía remedar en sus ensueños las locuras de sus poetas favoritos, los modernos, los franceses, que acidaban a vueltas con sus recuerdos de cátedra, para convertirlos en creencia poética y en inspiración de su musa plástica y afectadamente sensualista.
Hay que repetirlo, se imita sin saber cómo ni para qué. De la propensión extravagante a remedar inconsiderablemente, brotan innumerables composiciones híbridas.
Hai que repetirlo, se imita sin saber cómo ni para qué. De la propensión estravagante a remedar inconsiderablemente, brotan innumerables composiciones híbridas.
Las mejoras se reducían a dar una mano de cal a todo el edificio, y a pintar los frisos azules de verde, o los verdes de azul; también solía arreglar los grifos de los baños si estaban completamente destrozados, tapar alguna grieta, remedar tal cual pila de mármol falso; y para colmo de reformas, blanqueaba el hospital de pobres viejos, que ostentaban en la miserable portada un presuntuosísimo letrero que decía, en griego, con letras gordas coloradas: «Gerontocomía».
La voz que oye limpia y blanda en estribillo amoroso, de un amador licencioso nuevas al viento demanda. Y es tan suave, y tan flexible, y tan tierna en su cantar, que intentarla remedar fuera a otra voz imposible.
Todas las tardes, no bien se pone el sol rubicundo de Tauro, Géminis o Libra, empiezan los grillos a tocar la bandurria entre las matas de habas, y las ranas de los pantanos a
remedar la gaita gallega.
Pedro Antonio de Alarcón
Lo primero que discurrió Lamón fue cargar con aquellas alhajas y abandonar al niño; pero avergonzado luego de no remedar siquiera la compasión de la cabra, no bien llegó la noche, lo llevó todo, niño, cabra y alhajas, a su mujer, Mirtale, a la cual, para que se le quitase la aprensión de que las cabras parieran niños, le contó lo ocurrido; cómo halló a la criatura, cómo la cabra la amamantaba y cómo él había tenido vergüenza de dejarla morir.
Podía haberte puesto un espejo, y haberte mostrado una imagen tal de ti mismo que no la habrías reconocido como tuya hasta verla remedar tus gestos de horror, y entonces habrías sabido de quién era figura, y la habrías aborrecido y te habrías aborrecido para siempre.
En repetir las palabras de los mozos, y en
remedar y contrahacer el modo y los ademanes con que las decían, entretuvieron el camino hasta Toledo; y luego, siendo la guía Carriazo, que ya otra vez había estado en aquella ciudad, bajando por la Sangre de Cristo, dieron con la posada del Sevillano; pero no se atrevieron a pedirla allí, porque su traje no lo pedía.
Miguel de Cervantes Saavedra