Porque, si el juicio sobre la verdad y el bien queda exclusivamente en manos de la razón humana abandonada a sí sola, desaparece toda diferencia objetiva entre el bien y el mal; el vicio y la virtud no se distinguen ya en el orden de la realidad, sino solamente en el juicio subjetivo de cada individuo; será lícito cuanto agrade, y establecida una moral impotente para refrenar y calmar las pasiones desordenadas del alma, quedará espontáneamente abierta la puerta a toda clase de corrupciones.
-No te di razón ninguna para hablarme así -añadió Carlos, con visibles esfuerzos por refrenar sus arrogantes instintos, supeditándolos a una prudencia conveniente.
De allí marchó a la región desierta de Cálcide, en la Siria oriental, para penetrar más a fondo el sentido de la paIabra dívina y refrenar al mismo tiempo, con la dedicación al estudio, los ardores de la juventud; allí se hizo discípulo de un cristiano convertido del judaísmo, para aprender hebreo y caldeo.
Les habían enseñado y creían que ser ambicioso e interesado era todo lo que mantenía unida a la humanidad, y que todas las asociaciones humanas se harían pedazos si se hiciese algo para desafilar el filo de estos motivos o refrenar su operación.
Y si no, muestren los lugares que se hayan alguna vez consagrado para semejantes reuniones, no donde se representen los juegos con torpes expresiones y acciones de los farsantes, ni donde se solemnizan las fiestas fugales, en cuyas funciones dan rienda suelta a todas las deshonestidades, porque huyen de todo género de pudor y virtud, sino adonde el pueblo pudiese oír lo que mandaban los dioses acerca de refrenar la avaricia...
Hay remedios certeros en este librito que, leído tres veces y con sencillez, te podrán aliviar grandemente.» Y el mismo, en verso lírico, canta así para refrenar la libido de dominio: «Reinarás, domando tu insaciable espíritu, más anchurosamente que si juntaras Libia con la lejana Cádiz y te sirvieran las dos Cartagos.» Sin embargo, los que no refrenan sus libidos más torpes, rogando con piadosa fe al Espíritu Santo y amando la belleza inteligible, sino más bien por la codicia de la alabanza humana y de la gloria, no son santos ciertamente, pero sí menos torpes.
Y aun la servidumbre penal que introdujo él pecado está trazada y ordenada con tal ley, que manda que se conserve el orden natural y prohibe que se perturbe, porque si no se hubiera traspasado aquella ley no habría que reprimir y refrenar con la servidumbre penal.
Porque, ¿de qué sirven tantos miedos fantásticos y de tan raras especies que se aplican para refrenar las vanidades y afectos de los muchachos?
Vosotros todos sabéis cómo este mancebo que yo crié en mis manos procuré de refrenar los ímpetus y movimientos ardientes de su primera juventud.
Enajenada por el encanto arrobador de tal espectáculo y turbada por un acceso de violento amor, no pude refrenar mis impetuosos deeos.
Don Juan, a nuestra Señora, Vírgen. Madre de Dios hombre, de la vida sois deudor; que refrenar mi furor pudiera sólo su nombre. JUAN .
¡Ay!, como tantos otros conquistadores más grandes que él, como el más grande de todos, no podía ni refrenar su sed de guerra, ni comprender que el más afortunado no puede tentar al Destino.