—¡Oiga! ¡Traerá visita del rey el pordiosero!… malhora para vos; idos, buen hombre, que el tiempo no está de sobra. —Por cuanto amáis en la tierra y por más que os sea incómoda mi exigencia, id a vuestro amo a decir que una persona que ha atravesado buscándole las montañas y las olas, quiere tan sólo traerle un amigo a la memoria.
A los pocos días, una tarde que Masicas había estado muy melosa, le contó a Loppi muchos cuentos y le acabó así el discurso: -Pero, Loppi mío, ya tú no piensas en tu mujercita: comer, es verdad, come mejor que la reina; pero tu mujercita anda en trapos, Loppi, como la mujer de un
pordiosero.
José Martí
Se te dará una medida por cabeza... El rebaño se puso en movimiento, marmoneando esas bendiciones plañideras que son comunes al aldeano y al
pordiosero.
Emilia Pardo Bazán
Como tantas veces lo hemos dicho y no cesaremos de repetirlo, la revolución la ha hecho el pueblo, no para ayudar a los ambiciosos ni para satisfacer determinados intereses políticos, sino por estar ya cansado de una situación sostenida por todos los gobiernos durante siglos, y en la que se le negaba hasta el derecho de vivir, hasta el derecho de poseer el más mínimo pedazo de tierra que pudiera proporcionarle el sustento, con lo que se le condenaba, de hecho, a ser un esclavo en su propia patria, o un miserable pordiosero en la misma sociedad que lo viera nacer.
Un día que salió a misa se encontró a un pordiosero, tan viejo, jorobado, feo y porfiado, que le empachó y no le quiso dar limosna.
Nichtverstehen. Era tan mortal como el más miserable
pordiosero. Ahí le tenéis encerrado en ese féretro, y dentro de poco estará en el sepulcro y será pasto de gusanos.
Juan Valera
Efectivamente, a la caída del sol, el
pordiosero, que entró semidesnudo a la ciudad montado en un borriquillo, viene acompañado de otro mendigo, también semidesnudo, montado en un borriquillo.
Roberto Arlt
La Princesa hizo lo que le mandaba su marido; pero cuando estuvo en medio de la corriente, empezó a sacudirse para que se cayese el pordiosero al río, y este se fue cayendo a pedazos; primero la cabeza, después los brazos y piernas; en fin, todo menos la joroba, que se le quedó a la Princesa pegada a la espalda como con cola.
Y es tanta su majestad (Aunque son sus duelos hartos), Que con haberle hecho cuartos, No pierde su autoridad. Pero pues da calidad Al noble y al
pordiosero, Poderoso Caballero Es don Dinero.
Francisco de Quevedo
La amable sacó de su bolso una llaves. El
pordiosero movió los ojos como si contemplara en sí mismo. Su rostro hizo una mueca misteriosa.
Antonio Domínguez Hidalgo
Y detrás de todos estaba Hubequer el
pordiosero, vestido de los andrajos de cuantos escribieron mentiras y desvergüenzas, hechizos y supersticiones, hecho su libro un Ginebra de moros, gentiles y cristianos: allí estaba el secreto autor de la Clavicula Salomonis, y el que le imputó los sueños.
Francisco de Quevedo
Si el adversario del chin-fú-tón era agricultor, veía quemados sus arrozales; si negociante, se veía desposeído de sus mercancías; si rico, de sus rentas; si sencillo transeúnte, de su libertad. Estaba condenado a perecer de hambre en una mazmorra o a morirse de miseria en un mercado, de pordiosero.