La voz un poco aniñada se ungía con el mismo encanto que los ojos, mientras en la penumbra de la alcoba quedaba indeciso el rostro menudo, pálido, con ojeras.
Cada vez que volví a verlo en los días sucesivos, lo hallé más exaltado con su amor. Estaba más delgado, y sus ojos cargados de
ojeras brillaban de fiebre.
Horacio Quiroga
DIECINUEVE Cómo ronca el amor sus borracheras largas y bosteza de sed en sus
ojeras; cómo yace en desespero ardiente anhelando la copa que no llega; cómo ahoga el dolor sus juegos arduos inútiles al beso y al embauco, porque todo se enreda en los azares que cambiaron la ruta de sus aires.
Antonio Domínguez Hidalgo
En vez de quedar abandonada sobre la barandilla que pasaba junto a la mesa, se volvió hacía mí. Sus pestañas le hacían hilos de sombra sobre las
ojeras pronunciadas.
Alfredo Mario Ferreiro
Al verme se sorprendió un poco, aunque tuvo tiempo de echar una rápida ojeada al espejo. Tenía el rostro abatido, los labios pálidos, y los ojos oscuros de
ojeras.
Horacio Quiroga
-Pos no se lo güervas a decir, poique se le pudiera ir la mano en el especiao, y en vez de amanecer mañana amarilla y con ojeras, pudieras amanecer con toíto el cuerpo llenito de cardenales.
Eran hermosos ojos los suyos, serios e incoherentes como los de las grandes bestias, entre los párpados pestañudos que sombreaban sus
ojeras en un redondo y fino rostro de doncella.
Roberto Arlt
Como tú, bien quisieran entrar ellos y estarse Mirando esa blancura, esas pulcras mejillas, Esas finas
ojeras, esas líneas sencillas.
Alfonsina Storni
Y, naturalmente, de la verdadera estética: el sentimentalismo de nuestro público y de nuestros jurados es el que trasudan Antony y cien dramones más; el de, el moralista (!!) del famoso mátala; el sentimentalismo de ojeras pintarrajeadas y melenas sucias, envejecido, descompuesto, maloliente, repulsivo, después de sesenta años de majaderías peligrosas a todo corazón sano; el sentimentalismo de folletín.
El ceño era profundo, las
ojeras hondas, haciendo triángulo con los párpados, y el extremo de los labios ligeramente caídos acompañaba a la postura de esa cabeza, ahora apoyada en la palma de la mano e inclinada hacia un papel.
Roberto Arlt
Sus ojos azules están rodeados de anchas ojeras; su mirada es la de una profunda, inagotable y agitada desesperación; su fisonomía está ajada por las lágrimas y arrugada por los insomnios.
Hacia mí se encamina con un paso que ondula Su piel amarillenta le da una muerta gracia,
Ojeras prematuras sellan su aristocracia; Pasa a mi lado, mira, me pesa y me calcula...
Alfonsina Storni