Con estas cualidades, el blanco de perla, el cabello y los dientes postizos, y con la ayuda de las más hábiles modistas de París, se las había arreglado para cumplir un digno papel entre las bellezas algo pasadas de moda de la metrópoli francesa.
Aquel individuo meditabundo seguía contemplando el vestuario de la noche recién llegada y el de la exuberante
metrópoli que desde la ventana del departamento relucía.
Antonio Domínguez Hidalgo
Hágase a un lado. Y la
metrópoli ruge estremecida por arriba y por debajo. Brotan de sus hocicos cavados, vómitos de mezcolanzas humanas; sudorosas, rabiosas, voluptuosas, espantosas.
Antonio Domínguez Hidalgo
Deambulando por las avenidas de aquella
metrópoli imprevista se veía un individuo cuyo rostro era surcado por la mueca endurecida de la incertidumbre.
Antonio Domínguez Hidalgo
Sin embargo, la metrópoli se defendía de la tétrica invasión de negruras, pues insolentes y alocadas luces eléctricas de anuncios mil, con altanería, la escudaban del titánico asaltante lóbrego que pretendía ennegrecerla.
El desconcertado quedó aún más al contemplar las ruinas de uno de los principales exponentes arquitectónicos de la
metrópoli pasada.
Antonio Domínguez Hidalgo
Desde mediados del siglo XVIII la ilustración española, debido a un cierto paralelismo entre la situación de la metrópoli y sus colonias, y a los lógicos vínculos culturales, sirvió de sostén principal a las tendencias ideológicas –tanto en el plano filosófico como político- que se desarrollaron en el área hispanoamericana.
En “Sociabilidad Chilena”, revolucionario escrito aparecido en 1844, analiza separadamente la base y la superestructura, como diríamos hoy, del orden social impuesto por la Metrópoli en sus colonias.
Y he aquí hijitos míos, los más pequeños de nuestra carne, nuestros palomitos, nuestras florecitas, nuestros conejitos, nuestras aguilitas, que comienzo a contar la historia de una hermosa ciudad… Se llamaba: MESHICO-TENOCHTITLAN, Y existió en estos lugares que ahora son ocupados por la descomunal y extensa urbe de México: Esta tremenda metrópoli que se fue extendiendo como ninguna otra lo ha hecho en el mundo y que pareció ir devorando a todas las pequeñas ciudades que la rodean en la antigüedad; antes TENOCHTITLAN, o mejor dicho MESHICO-TENOCHTITLAN, hoy, simplemente la ciudad de México.
Que durante este largo tiempo y desde que la República del Paraguay se segregó con sus esfuerzos de la metrópoli española para siempre; también del mismo modo se separó de hecho de todo poder extranjero, queriendo desde entonces con voto uniforme pertenecer a sí misma; y formar como ha formado una nación libre e independiente bajo el sistema republicano sin que aparezca dato alguno que contradiga esta explícita declaración.
Muchos se fueron a refugiar en el norte de la bella metrópoli, sobre todo, alrededor del TEPEYACAC, el cerro que guía como la nariz; de CUAUHTITLAN, el lugar arbolado donde están las sabias águilas que todo lo ven, los videntes; y de TOLPETLAC, donde está el petate de tule para meditar.
Aquellos – y al igual en su caso los legisladores de los otros pueblos americanos – enumeran las causas que los llevan a crear el nuevo orden mediante la exposición de quejas y agravios que dicen tener contra la Metrópoli, preocupándose de justificar ante el presente y en la historia, su actitud.