1959 Tratado Esotérico de Teurgia Esta es la Primera edición, impresa en Cúcuta, Colombia, en 1959. 1959 Logos, Mantran, Teurgia Primera edición, impresa en Cucuta, Colombia, en Marzo de 1959.
Normalmente, cada uno de ellos lleva inscripciones propias, como escudos o logos, según las normas de vestimenta vigentes por cada federación.
Algunos autores ven en el cauce del río el logos que «todo rige», la medida universal que ordena el cosmos, y en el agua del río, el fuego.
Ahora bien, el devenir no es irracional, ya que el logos, la razón universal, lo rige: «Todo surge conforme a medida y conforme a medida se extingue».
Semiótica, por otro lado, incluía el morfema iké que significaba relativo a, o sistema de, en tanto que Semiología, utilizaba logos, logou que implicaba el habla interna, el pensamiento, lo que se estudia, lo que se reflexiona.
¿Qué os importa que el
Logos sea hecho o engendrado con tal de que se le sea fiel, con tal de que se predique una buena moral y que se la practique si se puede?
Voltaire
Aún menos quiso admitir él que fueran meramente una alegoría filosófica, y que en ellos se dirija Shakespeare a su ego ideal, a la virilidad ideal, o al espíritu de la belleza, o a la razón, o al logos divino, o a la Iglesia católica.
El Cristo del Maestro León es el Logos, la Razón, la humanidad ideal, el Concierto, « según la Divinidad la armonía y la proporción de todas las cosas, mas también según la humanidad, la música y la buena correspondencia de todas las partes del mundo».
Joaquín Xirau, enamorado desque que llegó de un Vasco de Quiroga, de un Sahagún, fue ante todo un filósofo del amor o, si se quiere, de Logos y Eros, inseparablemente nidos.
La religión obliga por igual al monarca y a los mendigos: por eso más de cincuenta doctores o monjes han hecho esta afirmación monstruosa de que estaba permitido deponer, matar a los soberanos que no pensasen como la Iglesia dominante; y los parlamentos del reino no han cesado de proscribir esas abominables decisiones de unos abominables teó
logos.
Voltaire
Cuando el obispo Alejandro y el sacerdote Arrio, o Arius, empezaron a disputar sobre la manera de cómo el
Logos era una emanación del Padre, el emperador Constantino les escribió primero estas palabras tomadas de Eusebio y Sócrates: «Sois unos grandes locos por disputar sobre cosas que no podéis entender.» Si ambos partidos hubiesen sido lo bastante cuerdos para reconocer que el emperador tenía razón, el mundo cristiano no habría sido ensangrentado durante trescientos años.
Voltaire
El apolinarismo: en Cristo el espíritu estaba sustituido por el Logos divino, con lo que implícitamente negaba la naturaleza humana completa del Redentor.