Capdevila declara que tiene a mengua conceder que hay una inteligencia superior a la suya, capaz de crear lo que él mismo, después de estudiarlo toda la vida como médico, no ha podido comprender ni siquiera en las leyes por que se rige, y a renglón seguido se hace esclavo y adorador absurdo de la casualidad; viene el debate con ánimo de derribar de un linternazo la fe de diecinueve siglos, y confiesa al primer golpe que él y sus adversarios están separados por un abismo que hará imposible siempre el que se entiendan unos y otros.
-decía cuando brillaba dos seguidas. -Esta noche me ha arrimado mi señor padre un linternazo que me ha hecho ver las estrellas decía cuando brillaba tres.
Salió después un canónigo de muchas campanillas y muy gran demagogo; el capitán repitió lo del
linternazo y lo de -Señor canónigo, de parte del virrey, que tenga vuesa merced muy buenas noches.
Ricardo Palma