Está limitado al oeste por Italia, incluyendo Calabria y Sicilia, y al este por el sur de Albania, las Islas Jónicas y el noroeste de Grecia.
Después, los altos árboles, los ramajes tupidos llenos de mil abejas, las estatuas en la penumbra, los discóbolos de bronce, los gladiadores musculosos en sus soberbias posturas gímnicas, las glorietas perfumadas, cubiertas de enredaderas, los pórticos, bellas imitaciones
jónicas, cariátides todas blancas y lascivas, y vigorosos telamones del orden atlántico, con anchas espaldas y muslos gigantescos.
Rubén Darío
la señorita Ana Soler En una tarde apacible de mayo, mar tranquilo y viento en popa, el velero bergantín «Alción» dejaba las floridas costas de Corfú, y surcando las encantadas aguas jónicas, dirigía su rumbo a Occidente.
Tiene en la planta baja tres columnas jónicas, y en el primer piso, una galería cde arcos de medio punto, mientras que el tímpano que lo remata está ocupado totalmente por un gallo galo que apoya una pata sobre la Carta y sostiene con la otra la balanza de la justicia.
Oyonos él, y torció su marcha hacia donde sonaba el ruido que hacíamos; mas como no le fuese dado alcanzarnos con su mano, ni pudiese correr tan aprisa como las olas jónicas, levantó un inmenso clamor, conque se estremecieron el ponto y todas las olas, retembló en sus cimientos toda la tierra de Italia, y rugió el Etna en sus huecas cavernas.
Bajo del ancho pórtico, en las gradas que hasta el atrio conducen, sobre el fresco césped que brota entre las blancas piedras, de las columnas jónicas sustento, Platón descansa entre el amado grupo de sus fileles discípulos, que atentos ora a la voz de su elocuente labio, ora el rumor del mar, que en sordo estruendo bate del cabo las diformes rocas, ora a las quejas lánguidas del céfiro yacen inmobles semejando aquellas escenas de los dioses que el eterno cincel de Fidias, en los anchos frisos, supo trazar del Partenón soberbio.
omo naves ancladas del ancho puerto en el seguro asilo cuando en el mar la tempestad arrecia, en tu golfo tranquilo duermen las islas Jónicas, oh Grecia.
Una primera extensión territorial real se efectuó en mayo de 1864: Gran Bretaña cedió a Grecia la República de las Islas Jónicas.
La forma de estas casas se organizaba alrededor de un patio con peristilo, provistas de columnas jónicas o dóricas, tras las cuales se abrían las habitaciones.
El refectorio mayor, el comedor de los monjes, empieza a ser construido en 1580. Decorado con una portada dórica, asientos con pilastras jónicas estriadas y púlpito.
Su estilo es del Segundo Imperio, tiene planta en forma de “H” sobre una terraza con balaustrada. Son las columnas laterales y sobresalientes que enmarcan el dintel con terraza sobre pórtico de columnas jónicas.
Aunque muchos de los invasores dóricos se asentaron en el Peloponeso, también se asentaron en Rodas y en Asia Menor, donde se levantarían en tiempos posteriores la Hexápolis dórica (las seis ciudades dorias): Halicarnaso y Cnido en Asia Menor, Cos, y Lindos, Cámiros, e Ialisos en la isla de Rodas. Estas seis ciudades se convertirían más adelante en rivales de las ciudades jónicas de Asia Menor.