Del reino de los judíos, el cual instituyó y conservó¿ el que es sólo y verdadero Dios...
Instrucciones de los diputados Siguiendo una corriente que venía de España desde los días de la reunión de la primera Junta Central, la ley de octubre de 1812 instituyó en su artículo 8º que los diputados que concurriesen a la Asamblea Extraordinaria que comenzaría a sesionar en enero de 1813, podían traer instrucciones de sus pueblos consistentes con toda la amplitud que aquellos quisieran y podían hacerlo en su calidad de “pueblos libres”.
Celebra el santo de la fiesta, al Emperador de Oriente que rescató definitivamente y para siempre el sepulcro de Jesús, los lugares donde se vertió la Sangre Redentora y se
instituyó la Eucaristía, al espanto del paganismo que extendió el nombre de Dios por todo el Asia, por las regiones enantes misteriosas de Nubia y Abisinia, por cuantas islas constelan el Océano...
Tomás Carrasquilla
Sin embargo, se instituyó que en la exposición de orden al incorporase a una plaza académica, el recipiendario debía ocuparse de la personalidad de su antecesor; así se ha hecho, aunque ello no cumple sino parcialmente con el propósito antes indicado.
Así, pues, como en el mismo reino de los cielos quiso que los coros de los ángeles fuesen distintos y unos sometidos a otros; así como también en la Iglesia instituyó varios grados de órdenes y diversidad de oficios, para que no todos fuesen apóstoles, no todos pastores, no todos doctores, así también determinó que en la sociedad civil hubiese varios órdenes, diversos en dignidad, derechos y potestad, es a saber, para que los ciudadanos, así como la Iglesia, fuesen un solo cuerpo, compuesto de muchos miembros, unos más nobles que otros, pero todos necesarios entre sí y solícitos del bien común.
Admitiendo la abrogacion del jurado por la promulgación de la lei de Organizacion de los tribunales, se ha alegado que la de aclaraciones, siendo posterior a la de Organizacion, di6 nueva vida al jurado electoral o le instituyó nuevamente en su artículo 10.
32 Entonces instituyó Jeroboam solemnidad en el mes octavo, á los quince del mes, conforme á la solemnidad que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre altar.
Asimismo, Lucrecio (a quien habían puesto en lugar de Bruto), antes de concluirse aquel mismo año, murió de una enfermedad, y así Publio Valerio, que sucedió a Colatino, y Marco Horacio, que entró en lugar del difunto Lucrecio, terminaron aquel año funesto y desgraciado en que hubo cinco cónsules; en este mismo, la República romana instituyó el oficio y potestad del consulado.
De las opiniones de Varrón, que, aunque reprueba la persuasión que tenía el pueblo, y no llega a alcanzar la noticia del verdadero Dios, con todo, es de parecer que se debía adorar un solo Dios Pues qué, el mismo Varrón (de quien nos pesa que haya colocado entre los asuntos de la religión los juegos escénicos, aunque esto no fuese de su dictamen, pues en muchos lugares, como religioso, exhorta al culto de los dioses), ¿acaso no confiesa que no sigue por parecer propio las cosas que refiere instituyó la ciudad de Roma acerca de este punto, de modo que no duda decir que, si él fundara de nuevo aquella ciudad, dedicara los dioses y los nombres de éstos según la fábula de su naturaleza?
Porque lo mismo que estableció el error y humano desvarío, lo abrogó la invención de la verdad; lo que introdujo la incredulidad lo quitó la fe, lo que instituyó la aversión que tuvieron al culto divino y a la religión...
Multitud de argumentos eficaces, como son el cumplimiento real de las profecías, el gran número de milagros, la rápida propagación de la fe, aun en medio de poderes enemigos y de dificultades insuperables, el testimonio de los mártires y otros muchos parecidos, demuestran que la única religión verdadera es aquella que Jesucristo en persona instituyó y confió a su Iglesia para conservarla y para propagarla por todo el tiempo.
Si examinamos los hechos, comprobaremos que Jesucristo no concibió ni instituyó una Iglesia formada de muchas comunidades que se asemejan por ciertos caracteres generales, pero distintas unas de otras y no unidas entre sí por aquellos vínculos que únicamente pueden dar a la Iglesia la individualidad y la unidad de que hacemos profesión en el símbolo de la fe: «Creo en la Iglesia una»...