Asombróse el pobre, y dio a correr por aquella cuesta arriba con tanta priesa, que no le alcanzara un galgo. ¡Infelice estado de los músicos, murciégalos y lechuzos, siempre sujetos a semejantes lluvias y desmanes!
Eldi Salek, uno de sus traidores capitanes, por toda respuesta, le hunde en el pecho sus misma espada, de que era portador, y blandiéndola después en los aires en ademán de triunfo, prorrumpe a voces: XV En tanto, el
infelice rey, revolcándose en su sangre, intenta en vano llamar a su socorro; la voz se ahoga en su garganta; hace una postrer tentativa para incorporarse, y cae a tierra muerto y con los puños crispados y tendidos hacia las bárbaras huestes, que se adelantan al bélico y rudo compás de sus instrumentos de bronce.
Gustavo Adolfo Bécquer
Son, sí, las del guardacosta, jabeque armado y velero, terror de los emigrados, de contrabandistas miedo. ¡
Infelice Rosalía!... A las ánimas de lejos tocar las campanas oye de la torre de su pueblo.
Ángel de Saavedra
Volviendo en sí un corto instante, oye llorar allá dentro; cuando se abre lentamente una puerta que al momento se cierra, y un sacerdote que por ella sale, lleno de lágrimas el semblante (de dar en vano consuelo viene a una madre
infelice), queda inmoble a Vargas viendo.
Ángel de Saavedra
Doña María Padilla, cuyo entendimiento claro del regio amante penetra los más ocultos arcanos, y en quien la bondad del alma sobrepuja a los encantos de su peregrino rostro y de su cuerpo gallardo, vive víctima
infelice de continuo sobresalto, porque al rey ama y le mira a mal fin tender el paso.
Ángel de Saavedra
Mirando allí el
infelice aun perseguirle el espectro, que en asilos no repara, coge en sus brazos de presto a doña Beatriz, que apenas cuenta seis años completos, hija por quien el rey tiene el más cariñoso extremo.
Ángel de Saavedra
Revolcándose en su lecho, rasgando sus vestiduras, paseándose sin tino por la cámara, que alumbra una lámpara medrosa que en el cortinaje abulta vagas sombras..., ¡
infelice!
Ángel de Saavedra
Mas si lícito me es la verdad neta Por su nombre decir, sólo
infelice Será todo nacido, en cualquier tiempo, No en la vida civil, en toda vida, Por esencia insanable y ley eterna Que cielo y tierra abraza.
Marcelino Menéndez y Pelayo
En esta tierra extraña, de la muerte si el inhumano golpe me oprimiera, ¿Quién lastimara mi
infelice suerte? ¿Quién, quién por mí una lágrima vertiera?
Jacinto de Salas y Quiroga
XVI Hacia el cerro que distingue lo sombrío de su tizne -padrón negro de hechos tristes- vagorosas ondas finge, parda nube, con matices colorados, como el tinte que a la luna da el eclipse; y en la espira que describe, rastros deja carmesíes... ¿En qué abismos, infelice nubecilla, vas a hundirte?...
Quedó la camarera admirada de las razones de su hijo, y como conocía la aspereza de su arrojada condición, y la tenacidad con que se le pegaban los deseos en el alma, temió que sus amores habían de parar en algún
infelice suceso.
Miguel de Cervantes Saavedra
¿Por qué lucha el mortal, y ama, y espera, y ríe, y goza, y llora y desespera, si todo, al fin, bajo la losa fría por siempre ha de acabar..? Dime, ¿algún día, sabrá el hombre infelice do se esconde e1 secreto del ser..?