¡Oh felicísimos tiempos los nuestros, donde vemos que la belleza enamora sin malicia, la honestidad enciende sin que abrase, el donaire da gusto sin que
incite, la bajeza del estado humilde obliga y fuerza a que le suban sobre la rueda de la que llaman Fortuna!
Miguel de Cervantes Saavedra
Entre vosotros se hallan los más valientes aqueos; aquel a quien el ánimo
incite a combatir conmigo, adelántese y será campeón con el divino Héctor.
Homero
Pero si en este momento hablas franca y sinceramente, ve a la mansión de los dioses y manda venir a Iris y a Apolo famoso por su arco; para que aquélla, encaminándose al ejército de los aqueos, de corazas de bronce, diga al soberano Poseidón que cese de combatir y vuelva a su palacio; y Febo Apolo
incite a Héctor a la pelea, le infunda valor y le haga olvidar los dolores que le oprimen el corazón, a fin de que rechace nuevamente a los aquivos, los cuales llegarán en cobarde fuga a las naves de muchos bancos del Pelida Aquileo.
Homero
Esto no es sostener que no me incite el contemplar, golpeando una panquita, a una muchacha de gentil palmito, y poderla decir: — Si usted permite que la pida limosna, señorita, cuando acabe.
Yo llamé a mi Fotis y díjele: -Ves aquí, señora, el dios del amor e instrumento de nuestro placer, que viene sin llamarlo, de su propia gana; bebámoslo, sin que gota quede, porque nos quite la vergüenza y nos incite la fuerza de nuestra alegría, que ésta es la vitualla o provisión que ha menester el navío de Venus: conviene a saber, que, en la noche sin sueño, abunde en el candil aceite y vino en la copa.
Deme un pañuelo: me echaré en la cosa unos nudos que escurran, y mi esposa, según que con la punta yo la incite, pedirá la ración que necesite.
Pero dejémosle, ya se vaya, ya se quede: volverá a combatir cuando el corazón que tiene en el pecho se lo ordene, o un dios le
incite.
Homero
Ve luego, ya hecho esto, a aquella parte en que su asiento la Discordia tenga; y dile que eslabón y mecha prenda para que el campo sarraceno encienda; »y entre aquellos más únicos morunos incite tan coléricos accesos que, luchando entre sí, mueran algunos otros heridos sean, otros presos, otros dejen el campo inoportunos, y así no goce el rey de sus sucesos.» No replicó palabra el ángel bueno, antes voló del cielo a nuestro cieno.
Algo habrá que nos incite, pero nada que nos compela; y al contrario, los que dieron el primer lugar al deleite, carecieron de entrambas cosas, porque pierden la virtud, y no consiguen el deleite, antes ellos son poseídos de él: con cuya falta se atormentan, y con cuya abundancia se ahogan: siendo desdichados si no lo tienen, y más desdichados si los atropella: sucediéndoles lo que a los que se hallan en el mar de las Sirtes, que unas veces se ven en la arena seca, y otras fluctuando con la corriente de las ondas: y esto les acontece, o por demasiada destemplanza, o por ciego amor de las cosas.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 8º., cesara, asimismo, en sus funciones el diputado o senador que de palabra o por escrito incite a la alteración del orden público o propicie el cambio del orden jurídico institucional por medios distintos de los que establece esta Constitución, o que comprometa gravemente la seguridad o el honor de la Nación.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso séptimo del número 15º del artículo 19, cesará, asimismo, en sus funciones el diputado o senador que de palabra o por escrito incite a la alteración del orden público o propicie el cambio del orden jurídico institucional por medios distintos de los que establece esta Constitución, o que comprometa gravemente la seguridad o el honor de la Nación.
Y concepto decimos, de lo que es mero efecto de impresiones repetidas que engendran e imprimen una idea de realidad, sin meditación, sin análisis. Por eso debemos decir algo que
incite a pensar, que mueva a la reflexión.
Romildo Risso