Por acción u omisión facilitaron el avance de un enemigo que siempre busca aliados incautos, y que luego son los primeros en sufrir las consecuencias de su irresponsable ingenuidad.
Fuíme entonces a la casa importadora donde había comprado mi máquina y encontré allí otras muchas aguardando a los clientes incautos y admiradores del moderno confort, cuya tranquilidad iban a perturbar.
Lo supo un vasco, carrerista de profesión, que vivía de pegarles fuerte a los incautos, con alguno de sus cinco parejeros mestizos, cuidados de modo a no aparentar lo que valían.
Con gritos de cuervo, despedazan el honor, los bienes de sus víctimas; las difaman, las calumnian; y si dan con infelices incautos, los despojan en conciencia de todo lo que constituye la vida: fama, fortuna, libertad.
Triste y penoso empeño es el que el editor toma sobre sí: los incautos, los que bajo el velo de la tranquilidad pública aman una calma engañosa, aquellos que temen con horror las convulsiones populares y que prestando una fe fanática al simulacro de la autoridad gustan el reposo sin advertir que acaso duermen el sueño de la muerte, equivocarán su objeto y culparán su conducta; pero el editor, fiando su justificación al convencimiento que producirán sus escritos, aspira únicamente a que no se le juzgue sin oírle.
Han convertido a las autonomías en el nuevo tipo de anzuelo para pescar incautos que los respalden, sin importarles las consecuencias de lo que hoy están haciendo contra Bolivia.
Cierto es que el nigromante se pusiera con gran ventaja a hacerles la batalla; que había junto a él traído fiera que sólo en aquel clima hostil se halla: habita el agua y sale a la ribera, y con cuerpos humanos se avitualla de pobres y de incautos vïandantes e ingenuos e infelices navegantes.
Por cierto que esto no impidió del todo la matanza, pues siempre hay incautos o malévolos, pero la hizo disminuir en grandes proporciones.
Con su nombre o seudónimos publican libros, periódicos, revistas. Un mismo escritor usa varios nombres para así engañar a los incautos con la fingida muchedumbre de autores.
lo mismo que expresé en mis citados oficios a que daré alguna extensión, ya porque me anima el creer que sean mejor examinadas las razones de su apoyo, ya por desvanecer equivocaciones que veo demasiado extendidas, y que acaso han tenido bastante parte para alucinar a los incautos e inducirlos al error.
Pocos juegos se han prestado á trampas más que el de gallos. Para explotar á los incautos, echaban á la arena im animal rozagante contra otro de enclenque aspecto.
Y como sucede siempre que un carro se pone a pique de volcar, ni el carro ni el conductor, ni el de la situación, ni el ministro han sufrido lesiones graves; pero sí los conducidos incautos tenedores de los que, los menos desgraciados, amaneciendo orondos y regalados el 1 de mayo, quizá presenciaron en forzoso ayuno el esplendor de la Septembrina presidiendo la cívica solemnidad del día siguiente.