Maestro de tremenda majestad y sus discípulos, -maestros míos- escogidos por la pura gracia de sus virtudes, sálvalos entonces de la confusión horrenda -vértigo de los infiernos- y la fuente de amor que te derrama ampare a los que dieron su entereza por nosotros; los que fuimos niños con la antorcha al hombro buscando el esplendor de los caminos. Tenles piedad en tu ira: ellos te amaron con sus obras, -aún los ateos- y de rodillas te imploro su perdón.
ADEL .-- ISABEL ADEL. Cristiana, brillante honor de las damas de tu ley, yo imploro, en nombre del Rey de Valencia, tu favor. ISABEL .
¿Del Tentador enviado o acaso una tempestad trajo tu torvo plumaje hasta este yermo paraje, a esta morada espectral? ¡Mas te imploro, dime ya, dime, te imploro, si existe algún bálsamo en Galaad!" Dijo el cuervo: "Nunca más".
Del arroyo en las márgenes umbrías no miro ahora, como en otros días, a Laura sonreír. ¡Ay! En vano la busco, en vano lloro; ardiente en vano su piedad
imploro: ¡jamás ha de venir!.
José Rosas Moreno
Nunca almita se lo imploro, don Ellaura, el Presidente, que lo rodee esa gente para chuparle el tesoro, le prosiarán más que loro para hacerlo convencer, y si logran otener lo que piden, ¡Cristo mío!
Paloma cuyo arrullo dolorido »llama a su blanco esposo, que ha caído »de oculto cazador bajo la mano »muy lejos de su amor y de su nido. «¡Triste de mí que imploro »ayuda de quien amo, »y sordo a mi reclamo »aun si me escucha ignoro!
Gimiendo por sus obras hoy imploro, como reo de lo que creo: ilumina mi rostro con todos los colores de las ideas y perdona, ¡oh Dios!, te lo suplico si mi paso se pierde en remolinos y no alcanzo a pergeñarme en ellos .
Yo abandono a vuestra soberana decisión la reforma o la revocación de todos mis Estatutos y Decretos; pero yo imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la vida de la República.
No, mi mal deploro cuando hace tiempo, hermanas, que no os veo; cuando, si al Cielo compasión imploro, no hay voz que aúne con mi voz doliente y al cielo suba en plañidero coro.
¡Oh Dios, padre de todo consuelo, Dios de bondad, dueño de toda carne, Dios de mi alma, de mi espíritu y de mi cuerpo, yo te imploro, oh mi Señor y mi Dios!
¡Por la madre que le dio a luz, por el amor del cielo, por lo que más quiera... le imploro que volvamos a buscar la caja! Durante un momento el capitán pareció conmovido por las súplicas, pero no tardó en recobrar su aire adusto y replicó: -Señor Wyatt, usted está loco, y no lo escucharé.
A vosotros, pues, Señores, que estáis encargados de las soberanas funciones de la legislación, y a todos nuestros asociados, a vosotros me vuelvo con toda confianza, imploro vuestras luces y consejos, para que me ayudéis a guiar con seguridad, la nave en que estamos embarcados en medio de los conjurados elementos de un mundo agitado.