Sácase, pues, en limpio, que también había manera de aciba- rar los vítores, que amargo dejo debió quedarle á don Jorge Escobedo si algún oficioso de esos que, so capa de devoción y lealtad abundan siempre, le hizo saborear la cáustíca es- pinela. Parece que, en el otro siglo, no era moneda tan corriente, como hogaño, encaramarse sin merecimiento.
Es un traje de gasa estambrada con realces de seda blanca y rosa, con millareses en picos, cubiertos con mostacilla cual rocío: es un pañolón mágico, tropical, que vale treinta pesos y prolija reseña. Y va una, para regocijo de las damas de antaño y chacota de las damas de
hogaño.
Tomás Carrasquilla
El curita ayunaba témporas y cuaresmas antes que su Santa Madre Iglesia se lo ordenase, pues apenas entraba por los quince; y no así, atracándose con el mediodía y comiendo a cada rato como se estila
hogaño, sino con una frugalidad eminentemente franciscana; y se dieron veces en que el ayuno fuera al traspaso cerrado.
Tomás Carrasquilla
En esos tiempos era, como quien dice, artículo constitucional (por supuesto, mejor cumplido que los que
hogaño trae, en clarísimo tipo de imprenta, nuestra carta política) aquel aforismo de la letra con sangre entra.
Ricardo Palma
No fumábamos cigarrillo, no calzábamos guantes, no la dábamos de saberlo todo, ni nos metíamos a politiquear y hacer autos de fe, como
hogaño se estila, con el busto de ningún viviente, siquier fuese ministro caído.
Ricardo Palma
Tal era la fuerza y viveza de sus sentimientos ante la efigie, que creía notar en los labios el contacto de la rígida orla de la túnica; y, movido de curiosidad, deseando probar si algo del hombre de antaño sobrevivía en el de
hogaño, miró alrededor, no fuera que estuviese oculto en los rincones de la capilla alguien que pudiese soltar la carcajada; y a falta de otro público, rióse él mismo al poner la boca en la fimbria del traje del Divino Nazareno.
Emilia Pardo Bazán
La mano izquierda no borraba hoy lo que ayer firmara la derecha, ni se castigaba a un canónigo con privación de asistencia al coro y sin mermarle la renta, lo que en vez de castigo es premio, como dijo un poeta. Eso era disciplina, y no juego de chuchurumbelas, como
hogaño se estila.
Ricardo Palma
Como se ve, fue necesario año y medio para hacer un aparato tan sencillo como el del garrote; y el asunto tuvo más peripecias y dificultades que las que
hogaño va presentando el alumbrado de la ciudad por luz eléctrica, por mucho que los que no tenemos acciones de gas (que somos una inmensa mayoría de paganos) prefiramos el nuevo sistema de alumbrado, que lleva ya más pruebas o ensayos que el garrote canino.
Ricardo Palma
(vamos con tiento en esto de la boca, que hay notables peligros carmesíes, y podré tropezar en los rubíes, epítetos crüeles); ¡qué cosquillas me hacen los claveles!, porque a pedir de boca le venían; mas claveles no son lo que solían, ni en los labios de antaño no hay claveles hogaño; pero, para decirles su alabanza, conceptillo mejor mi ingenio alcanza, y tanto, que con otro no se mide: es tan linda su boca, que no pide.
En ella lo he pasado tan retebién, pues además de ser mi Juan un trabajador de los de punta y ser en mi casa el jornal seguro como el sol de Dios, ha sido mi Juan la flor y nata de los hombres de bien, y me ha dado buena vida. Sembrábamos la hacecita de tierra suya, y hogaño se queda vacía por no poder menear la simiente ni él trabajarla.
o Lucas Gómez; es decir, para vulgarizar un personaje, para pintarle de un solo rasgo, como la esencia misma de lo ramplón, de lo adocenado, de lo paciente, de lo infeliz, de lo vulgar; ni tampoco esperen estos señores que tomando a cualquiera de ellos por mi cuenta le ponga a la orden del día, hasta que se le disputen de regazo en regazo las Horas y las Enriquetas, las Lauras y las Elisas de hogaño; no, por Dios.
Y de las ciento supuestas sustrajo el tío Mariano tantas fanegas de grano, que al pasar de ciento éstas, puso cara de ansiedad, dijo con pena, mirando y el cuerpo zarandeando, las torres de la ciudad: «Si
hogaño fuese allá un día y el amo bajar quisiera seis fanegas..., ¡cualisquiera, cualisquiera me tosía!...» ¡Señor del tío Mariano!: si acude a ti, sé piadoso, que harás un hogar dichoso con seis fanegas de grano.
José María Gabriel y Galán