Ante esta situación, los vecinos de Valdecasa, dirigidos por los representantes del Ayuntamiento, formaron una procesión y se dirigieron a buscarla… las campanas no dejaron de tañer y repicar, y al ver los de Grajos que se acercaban al arroyo de La Canaleja salieron a su encuentro y les entregaron la imagen terminando con el malentendido. Detrás del muro del cementerio se conserva un potro de herrar bueyes y caballerías.
En la sala 5 se puede apreciar un cuadro que muestra el plano de la Batalla del Jahuactal, también se encuentra un fierro de herrar ganado con las iniciales GM, una carabina, una pistola y una espada propiedad del coronel, entre otros objetos.
Pequeña ermita de planta cuadrada con un tejadillo que protege la entrada. Potro de herrar: Situado cerca de la ermita. Compuesto de 4 pilas de granito, más otras dos pequeñas situadas a uno de los extremos.
Además del potro de herrar y de algunas muestras de arquitectura popular diseminadas por la zona alta, hay en Braojos una fuente monumental con abrevadero, fechada en 1902 y construida por los fundadores del pueblo, antecesores de Sedano, cuyas aguas proceden de un manantial.
n potro de herrar es una estructura que sirve para sujetar los caballos, burros o incluso vacas para facilitar que se les pueda herrar (poner herraduras) o curar.
El ayuntamiento ha prestado especial interés en la rehabilitación del Potro de herrar, colocándolo como monumento en las inmediaciones de la era.
Este potro, con una planta cuadrada, lo forman cuatro pilastras de granito, unidas por travesaños de madera y barras macizas de hierro, aprovechadas para atar a los animales y dar estabilidad al conjunto. En el centro se encuentran dos postecillos de un par de cuartas, rematados de forma ungulada para herrar a las caballerías.
Desde el 2007 se han llevado a cabo importantes trabajos de restauración. Coculina conserva su antigua casa consistorial, el potro de herrar, la escuela convertida en centro cultural, fuentes, etc.
Esto hizo necesario la construcción de ventas para alojar a los viajeros y de herrerías para herrar a los caballos, forjándose el nombre actual de la localidad 'Herrera '.
-Luego esta niña, a esa cuenta -replicó el caballero-, debe de dejarse manosear y requebrar de los huéspedes. -¡Sí! -respondió la Gallega-: ¡tenedle el pie al herrar! ¡Bonita es la niña para eso!
-Que si alguno sube a esa higuera (y señaló el herrero la que había junto a la puerta), no baje hasta que yo se lo mande; que quien se siente en el banco de la herrería, se pegue a él cuanto tiempo me acomode; que el que beba vino de esta bota, no pueda variar de posición sin mi permiso, y si hubiera un atrevido que meta la mano en el agujero que se halla al lado del yunque, no la saque mientras yo no lo disponga. -Corriente, y a herrar.
Los indios siempre dejaban abandonados numerosos animales rezagados, al arrear el inmenso botín de sus malones; los estancieros, por su lado, cuidaban con poco esmero, pasando a veces varios años sin herrar, sin recoger siquiera; y de tantos animales errantes, en busca de agua o de pastos buenos o de la querencia antigua, que vagaban en esa zona intermedia de las estancias y de las tolderías, no podían dejar, algunos siquiera, de dar con la laguna de Loritegui; y una vez que habían probado sus aguas, descansado en sus orillas, saboreado sus pastos floridos y cambiado pareceres con las vacas del vasco, allí no más se quedaban.