sapiens, incluido un torus occipital hendido (en Homo erectus tal torus, o cresta, es continua) y una gran capacidad neurocraneal.
Cierto que tenía
hendido el tronco desde la raíz hasta la copa, y que la tempestad lo había torcido un poco; pero vivía, y de todas sus grietas y desgarraduras, en las que el viento y la intemperie habían depositado tierra fecunda, brotaban flores y hierbas; principalmente en lo alto, allí donde se separaban las grandes ramas, se había formado una especie de jardincito colgante de frambuesas y otras plantas, que suministran alimento a los pajarillos; hasta un gracioso acerolo había echado allí raíces y se levantaba, esbelto y distinguido, en medio del viejo sauce, que se miraba en las aguas negras cada vez que el viento barría las lentejas acuáticas y las arrinconaba en un ángulo de la charca.
Hans Christian Andersen
- Sí, músico - asintió el lobo - te obedeceré como un discípulo a su maestro. El músico le indicó que lo siguiera, y, tras andar un rato, llegaron junto a un viejo roble, hueco y
hendido por la mitad.
Hermanos Grimm
–El árbol que ha hendido profundamente la tierra con sus raíces, tienen en ellas, de donde sube la savia y donde nutre su fuerza, la garantía de su estabilidad y de su floración.
VI Los hijos de Alvargonzález ya tienen majada y huerta, campos de trigo y centeno y prados de fina hierba; en el olmo viejo,
hendido por el rayo, la colmena, dos yuntas para el arado, un mastín y mil ovejas.
Antonio Machado
Entonces, con su pie
hendido, hirió el sátiro el suelo, arrugó su frente con enojo, y, sin darse cuenta de nada, exclamó, señalando a Orfeo la salida de la selva: -¡No!...
Rubén Darío
Al lejos, entre pálida neblina, alcánzanse tal vez a distinguir torres y muros en informe ruina, y escombros que salpican el país Hay doquiera ciudades desoladas, cuyo hendido esqueleto humea aún, manchando con espesas bocanadas la claridad del firmamento azul.
Y en confuso remolino oír crecer la tormenta, que cambia, al pasar violenta, las veletas de metal; y oír zumbar sacudida la mal sujeta campana, y oír en la ancha ventana temblar hendido el cristal.
Silba el cierzo entre las peñas, que ostentan en derredor entre la nieve, a pedazos, en lastimosa ilusión, allí una choza arruinada, allá un templo que se hundió, más allá un puente abrasado o un hendido murallón; rastro del peso del tiempo que fue pasando veloz, descabezando en sus crestas cuantas puntas encontró, áspera y postrer jornada, dura peregrinación, por donde nada se encuentra amigo o consolador.
Le casauan al ciego con otra ciega, al cojo con otra coja, al mudo con otra muda, al enano con enana, al corcobado con corcobada, el naris hendido con otra de naris hendida, para el multiplico del mundo.
Fui a la boda con el alma escarchada de odio, el corazón garapiñado en hielo agrio pero sobrecogido de un mortal terror, temiendo que al oír el sí de ellos, el hielo se me resquebrajara y hendido el corazón quedase allí muerto o imbécil.
El hacha que tenían de sus abuelos y que tanta leña cortó para el hogar, tajó el robusto cuello que los años no habían doblado todavía, y el cuchillo con que el buen padre cortaba el pan moreno que repartía a los suyos en torno a la mesa,
hendido había el más noble corazón de aquella tierra.
Antonio Machado