Las Matemáticas, las Ciencias Naturales i la Industria nada envidian a los siglos pasados: sólo la Literatura i el Arte claman por que venga un soplo del antiguo mundo helénico a perfumar de ambrosía el Universo, a desvanecer las místicas alucinaciones del fanatismo católico i a rehabilitar la materia injustamente vilipendiada por las hipocresías del tartufo.
Un navío helénico comenzó el abordaje y destroza todo el codaste de una nave fenicia; después, cada uno dirige el ataque contra otro.
De su origen griego, se tradujo semeión al latín de los romanos como signum que implica en su sentido marca, seña, y que a su vez algo tenía del origen helénico sema, sématos de donde con el tiempo se formarán voces como semántica, semasiología y que tratan de ver no la marca, sino lo que tal marca significa, da sentido; porque la marca era algo visible que lo identificaba con un hecho externo: la seña y luego, como se verá, la señal.
El ministro por excelencia de su consorcio fué el maestro León, maestro como Job en infortunios, alma llena de la ardiente sed de justicia del profetismo hebraico, templada en la serena templanza del ideal helénico.
III - Jesús En la cruz del
helénico guerrero La Patria, santo amor, nos ilumina; La libertad albea matutina Del tracio esclavo en el suplicio fiero.
Justo Sierra Méndez
Era hermosísima; su cabeza parecía destacarse en una medalla antigua, como aquellas sicilianas de que nos habla el poeta de los Trofeos; su indumentaria, su figura, sus posturas, hablaban de Grecia al menos versado en las delicadezas del arte helénico; en su tocador, de gusto arqueológico, sencillo, noble, poético, Violeta parecía una pintura mural clásica, recogida en alguna excavación de las que nos descubrieron la elegancia antigua.
El buen gusto helénico no abunda en Alemania; si las obras de los griegos parecen un ordenado parque inglés, las obras de los alemanes semejan un bosque virgen de América, donde no se penetra sin brújula ni machete.
Comprendió todo lo que podía ganar nuestra escuela inglesa estudiando la escultura griega, y por eso jamás se cansa de aconsejar a los artistas más jovencitos que busquen su inspiración en el genio que reposa en los mármoles y en los métodos de trabajo helénico.
Las Matemáticas, las Ciencias Naturales y la Industria nada envidian a los siglos pasados: sólo la Literatura y el Arte claman por que venga un soplo del antiguo mundo helénico a perfumar de ambrosía el Universo, a desvanecer las místicas alucinaciones del fanatismo católico y a rehabilitar la materia injustamente vilipendiada por las hipocresías del tartufo.
Sororidad fue la de la admirable Antígona, esta santa del paganismo helénico, la hija de Edipo, que sufrió martirio por amor a su hermano Polinices, y por confesar su fe de que las leyes eternas de la conciencia, las que rigen en el eterno mundo de los muertos, en el mundo de la inmortalidad, no son las que forjan los déspotas y tiranos de la tierra, como era Creonte.
¡Sol simbólico que irradias en el pabellón! Salomónico y
helénico, lumbre de Arcadias, mítico, incásico, mágico! ¡Foibos triunfante en el trágico vencimiento de las sombras; Tabú y Tótem del abismo!
Rubén Darío
La valerosa mujer, digna de ser esculpida en un relieve
helénico -donde luchan centauros y amazonas-, se rehizo y dio órdenes concretas, firmes.
Emilia Pardo Bazán