El monte, entretejido de tacuapí, denunciaba tierraexcelente; y aquellas inmensas madejas de bambú, tendidas en el suelocon el machete, debían de preparar magníficos rozados.Cuando Fragoso se instaló, el tacuapí comenzaba a secarse. Rozó yquemó rápidamente un cuarto de hectárea, confiando en algún milagro delluvia.
Por su parte, los promedios más bajos se encuentran en Huehuetenango (1.354 Q/ha), Petén (1.455 Q/ha), e Izabal (1.694 Q/ha). La media nacional del precio de compra se sitúa en 11.947 quetzales por hectárea.
Digan, pues, nuestros explotados agrarios de Andalucía que mientras la hectárea en gran extensión produce de 200 a 300 pesetas, la pequeña explotación cuadruplica el beneficio, llegando en terrenos y determinados cultivos a existir la diferencia de 400 pesetas por hectárea, en gran extensión, y 1.500 en pequeño aparcelamiento.
No salía máquina nueva que no la probase, y los galpones estaban llenos de sembradoras que no habían sembrado más que media hectárea, pero ¡con qué perfección!, y de segadoras que se habían archivado casi al recibirlas, porque había salido otra mucho mejor, y de bombas enmohecidas que esperaban su colocación, y norias pasadas de moda antes de haber servido, y aparatos de todas clases y aperos de todas formas.
Por si todo esto fuera poco también tenemos recursos humanos altamente calificados, cada uno de estos países puede aportar, Argentina puede aportar su expertise en energía atómica y su ejemplo también en el mundo de ser uno de los países del club nuclear no proliferante, respetado por todo el mundo; podemos aprovechar nuestra inmensa capacidad de biotecnología, que nos ha permitido desarrollar en materia agrícola ganadera una competitividad única en todo el mundo por hectárea, que además desarrolla toda una industria que podría pensarse es de comodities únicamente, pero que detrás de ella está la industria de los fertilizantes, está la industria de la maquinaría agrícola mecánica.
La otra decisión que hemos tomado es la de establecer incentivos reales para que mejore la productividad en el campo; durante muchos años hemos visto un estancamiento, pero que no es nada más en la producción sino también en la manera de hacer las cosas en el campo; mientras que en otros países hemos visto verdaderas revoluciones, que se han traducido en aumentos extraordinarios en la productividad, es decir, en lo que se obtiene por cada hectárea de producción, en el nuestro, esos brincos en el productividad no han existido.
Fue ampliada la red de radiotelefonía; las exploraciones petroleras llevadas al cabo en el Territorio señalaron dos localizaciones para perforación; se ha obtenido el autoabastecimiento de diversos productos agrícolas y la cosecha de trigo es una de las más altas en rendimiento por hectárea; la constitución de asociaciones ganaderas ha impulsado las industrias pecuaria y apícola.
Para los efectos de la equivalencia se computará una hectárea de riego por dos de temporal, por cuatro de agostadero de buena calidad y por ocho de bosque, monte o agostadero en terrenos áridos.
En estos tiempos difíciles no puede quedarse una hectárea sin cultivar y aquellas que están produciendo deben mejorar sensiblemente su productividad.
División de un terreno de 1 hectárea como mínimo y que no presenta un patrón repetitivo en cuanto a área y dimensión en uno o varios lotes.
El rendimiento nacional, que en 1958 fue de 1,600 kilogramos de trigo por hectárea, se ha acercado a 3 toneladas en la última cosecha.
La evolución del valor de la tierra. Pergamino, Rojas y Salto: en el año 2003-2004 una hectárea estaba 5.000 dólares, hoy ronda entre 11.500 a 15.500 dólares.