Buckingam declaró que el lo habría colgado, a lo cual el bufón respondió que "los duques a menudo deberían ser colgados por insolencia pero nunca por hablar tonterías." A su regreso ganó algunas alusiones de cortesía de Ben Jonson por sus ataques al matrimonio español.1 Retuvo su puesto con la ascensión de Carlos I, y acumuló una fortuna considerable, incluyendo la subvención por el rey de 1000 acres (4 km²) en Irlanda.