91 No por ello, Gelio, esperaba que tú a mí fiel, en el mísero este nuestro, este perdido amor, fueras, porque a ti te conociese bien o constante te creyera, o que pudieras de una indecente vergüenza tu mente inhibir, sino porque ni la madre ni la germana tuya, veía yo, que era ésta, cuyo gran amor a mí me comía, y aunque contigo estaba yo unido por mucho trato, no bastante tal, como causa, había confiado en que sería para ti.
Quizás hijos de patriotas belgas que murieran por defender la libertad de su país, son los que asesinaran a mansalva a millares de congoleños en nombre de la raza blanca, así como ellos sufrieron la bota germana porque su contenido de sangre aria no era suficientemente elevado.
En esta rama han tenido su origen las religiones que más se han extendido; las Ciencias y las Letras han florecido en élla en algunas épocas, siempre con formas artísticas y en un estilo figurado para velar sus mensajes. 2.º LA RAMA INDIA, GERMANA Y PELÁSGICA, mucho más extensa, y dividida desde tiempo más remoto.
Y ya el camino concluido, y ya a sus litorales de las fatigadas popas habían salido, cuando el rey, de Pandíon a la hija 520 a unos establos altos arrastra, oscuros de sus espesuras vetustas, y allí, palideciente y temblorosa y todo temiendo y ya con lágrimas dónde esté su germana preguntando, la encerró y confesando la abominación, y virgen ella y una sola, por la fuerza la somete, en vano llamando unas veces a su padre, 525 otras a la hermana suya, a los grandes divinos sobre todas las cosas.
Había el traje de sociedad, el de calle, el de abrigo y hasta el alborotado, insolente, enorme sombrero. La fiebre de la inspiración hacía que
Germana ni tuviese tiempo de notar que su madre empeoraba.
Emilia Pardo Bazán
Dionisia, desesperanzada y temblona, lloraba por los rincones.
Germana, valerosa, esperaba las parroquianas seguras. Al espejuelo de la elegancia extranjera, la mujer acude, y acudió.
Emilia Pardo Bazán
La enferma hubo de notar algo extraño. -¿Qué os pasa? ¡Qué raras estáis! ¿Por qué me deja
Germana sola tanto tiempo? ¿A qué se dedica? ¡Ingrata!
Emilia Pardo Bazán
Era tardío el encargo, Dionisia y
Germana, abrazadas, se mojaban recíprocamente los rostros con el llanto ardiente y salado de las grandes amarguras...
Emilia Pardo Bazán
-¿Qué va a ser de nosotras? -tartamudeó hipando aún Dionisia. -Trabajaremos -decidió
Germana prontamente-. Y desde hoy mismo. No en balde nos llaman Manitas de oro.
Emilia Pardo Bazán
-Oye, Dionisia -suplicó
Germana, con voz rota por la emoción-: coge, sin que mamá te vea, todo el dinero que tenga ella en su armario...
Emilia Pardo Bazán
Le dio Naturaleza a nuestro estado, haciendo el Alpe escudo, defensa ante la cólera germana; mas ciego afán contra su bien tal pudo, que luego ha procurado que el sano cuerpo estrague sarna insana.
De un gran regalo a mí, en la traza, a mi germana el haber visto me darás.” Ordena él las quillas a los estrechos bajar y a vela y remo en los puertos 445 cecropios entra y del Pireo los litorales toca.