Estos diálogos cortos iban exornados con una infinidad de miradas
furtivas del marido para advertirle continuamente a su mujer alguna negligencia, queriendo darnos a entender a todos entrambos a dos que estaban muy al corriente de todas las fórmulas que en semejantes casos se reputan finura, y que todas las torpezas eran hijas de los criados, que nunca han de aprender a servir.
Mariano José de Larra
Haga usted unas cuantas poesías fugitivas; tal cual soneto, muy sonoro y lleno de pámpanos poéticos; no se apure usted si no dice nada en él: corra entre los amigos, saque usted mismo copias
furtivas, y repártalas como pan bendito; sean destinadas sobre todo sus poesías a las mujeres, que son las que dan fama: haga usted correr la voz de que está haciendo una obra grande, cuyo título se sabrá con el tiempo; procure usted a fuerza de trasposiciones y de palabras desenterradas del diccionario, no sabidas de nadie, que digan de él: "¡Cómo maneja la lengua!
Mariano José de Larra
XIII A LIDIA Cuando tú, Lidia, celebras el semblante de rosa y los brazos blancos como la cera de Télefo, ¡ay!, la bilis me quema las entrañas; al mismo tiempo pierdo el sentido y mudan de color mis mejillas, por donde resbalan furtivas lágrimas, delatando el fuego lento que me consume.
No temía ya nada, y nuevamente recordó el salón de los Embajadores, y su mirada malévola se recogió en la turbación de los ancianos diplomáticos, cabezas calvas, semblantes plomizos, miradas duras y
furtivas, y entonces, sin poderes contener, exclamó: –¡Qué tanto «joder» para retorcerle el pescuezo a esa bestia!
Roberto Arlt
Un adolescente es un ser con características propias: expectación, duda, ingenio, atrevimiento, ocurrencias geniales, poemas de amor, ensoñaciones, osadía, malicia inocente, vergüenza, erotismo, sed de ternura, anhelo de comprensión, deseo de conocer, ser tomado en cuenta, llevar la contraria, ensimismamientos, lágrimas furtivas, ansias de impregnarse con la vida, de rebelarse, de cantar, de gritar, de correr, de bromear, de aventurar, de probar sus fuerzas, de investigarse.
más de las escapadas nocturnas, había las cenas
furtivas y algunas calaveradas soberbias de los grandes que nos llenaban de admiración.
Miguel Cané
En que se copia una sentencia que puede arder en un candil «En cuanto a doña Leonor Michel, receptora de especies
furtivas, la condeno a que sufra cincuenta azotes, que le darán en su prisión de mano del verdugo, y a ser rapada de cabeza y cejas, y después de pasada tres veces por la horca, será conducida al real beaterio de Amparadas de la Concepción de esta ciudad a servir en los oficios más bajos y viles de la casa, reencargándola a la madre superiora para que la mantenga con la mayor custodia y precaución, ínterin se presenta ocasión de navío que salga para la plaza de Valdivia, adonde será trasladada en partida de registro a vivir en unión de su marido, y se mantendrá perpetuamente en dicha plaza.
Ricardo Palma
Mirad las pupilas azules y húmedas, la boca de dibujo maravilloso, con una sonrisa enigmática de esfinge, quizá en recuerdo del amor galante, del madrigal recitando junto al tapiz de figuras pastoriles o mitológicas, o del beso a
furtivas, tras la estatua de algún silvano, en la penumbra.
Rubén Darío
Tiene las manos muy blancas; no da tres pasos sin mirarse las uñas. Camina lanzando miradas
furtivas a los bagajes. De cuando en cuando vuélvese bruscamente, lanza un chillido de rata a la vacía penumbra, como si hubiese alguien allí; después prosigue su marcha, haciendo un nuevo molinete con el bastón.
Leopoldo Lugones
VII Sin acústicas altivas resonaron sus lamentos y surcaron sollozantes la Babel de sus adentros para fundirlo de enigmas en los vocablos dispersos por su maldición altruista. Y la tímida asechanza de sus lágrimas
furtivas asomó su rostro umbrío entre los pálidos tintes de campanarios perversos.
Antonio Domínguez Hidalgo
Cuando las piedras oyen mi paso Sienten una ternura que les ensancha el alma Se hacen señas furtivas y hablan bajo: Allí se acerca el buen amigo El hombre de las distancias Que viene fatigado de tanta muerte al hombro De tanta vida en el pecho Y busca donde pasar la noche Heme aquí ante vuestros limpios ojos Heme aquí vestido de lejanías Atrás quedaron los negros nubarrones Los años de tinieblas en el antro olvidado Traigo un alma lavada por el fuego Vosotros me llamáis sin saber a quién llamáis Traigo un cristal sin sombra un corazón que no decae La imagen de la nada y un rostro que sonríe Traigo un amor muy parecido al universo La Poesía me despejó el camino Ya no hay banalidades en mi vida ¿Quién guió mis pasos de modo tan certero?
En rededor hundidos en las poltronas estaban los viejos diplomáticos, cabezas calvas, semblantes plomizos, miradas duras y
furtivas.
Roberto Arlt