PROMETEO Vana molestia, y necedad insigne. OCÉANO Déjame adolecer de tal achaque, Ya que siempre es fructuoso para el sabio Su saber ocultar.
Por último, el uso más importante de la Escritura es el que dice relación con el santo y fructuoso ejercicio del ministerio de la divina palabra.
En consonancia con la anterior exhortación, exponían a los vecinos brasileños: "Don Fructuoso de Rivera y don Juan Antonio Lavalleja...
¡Todo el trabajo se ligó fecundo! ¿Y yo he de estar ocioso? ¿Y yo he de ser estéril un mundo nacido
fructuoso? ¡Arriba. arriba! ¡El corazón al cielo y a la tierra los brazos!
José María Gabriel y Galán
“El señor Muñoz pidió la palabra y dijo: que por las comunicaciones que se acababan de leer, en su opinión, la Sala estaba en descubierto; que por lo tanto era necesario un pronunciamiento respecto a aquellos sucesos, muy particularmente acerca de la fuga (de Buenos Aires) de don Fructuoso Rivera, un pronunciamiento, dijo, que fije una declaración o resolución que comprenda a esa montonera que había habido en la Banda Oriental, y que sirva para este y otros casos de igual naturaleza.
Su situación en el centro de los Montes Aquilanos, facilitaba el aislamiento que buscaban los santos ascéticos de los Siglos IX y X, como San Fructuoso y San Genadio.
Posee a sus orillas hermosos parques y bosques, como el Parque Zorrilla de San Martín y el Parque Rivera, que toma el nombre del General Fructuoso Rivera, quien muere en un pequeño rancho a orillas del mismo, el 13 de enero de 1854.
Si bien derrotó inicialmente al artiguista Fernando Otorgués en la batalla de Marmarajá, el 14 de octubre de 1814, luego fue derrotado por el entonces lugarteniente de Otorgués, Fructuoso Rivera, en la batalla de Guayabos, del 10 de enero de 1815.
Otros se consagran a reunir a los obreros, según sus diversas clases, en oportunas sociedades: las ayudan con sus consejos y sus medios, les procuran honrado y fructuoso trabajo.
¡Dios que lo escuchas!, acelera el día, porque es tu sol incubador y hermoso, y la noche es estéril y sombría, la vida breve, el corazón fogoso, sensible el alma mía, soberano el Amor
fructuoso y Tú eres Padre del inmenso mundo e hijo yo soy del mundo vigoroso que te plugo crear grande y fecundo.
José María Gabriel y Galán
XLV La quietud de su dueño prevenida sin efusión de sangre, la campaña de Carrión le duele humedecida, fértil granero ya de nuestra España, pobre entonces y estéril, si perdida la mejor tierra que Pisuerga baña; la corte les infunde, que del Nilo siguió inundante el
fructuoso estilo.
Luis de Góngora
Padilla, Fructuoso Méndez, Carlos Plank, Roberto Cruz, Alejandro Mange, Luis Matys, Ramón Gómez, Luis Espinosa, Ignacio Mori, Macario Gaxiola y José María Ochoa.