Siguieron por un corredor muy grande y muy largo, cuyas paredes brillaban de manera extraña, gracias a más de mil arañas
fosforescentes que subían y bajaban por ellas, refulgiendo como fuego.
Hans Christian Andersen
En aquel instante un grito de espanto se escapó de todas las gargantas, ya que el horror no se había desvanecido con la silueta, y en un pavoroso momento de oscuridad más profunda los hombres vieron retorcerse en la copa del más alto de los árboles un millar de diminutos puntos fosforescentes, brillando como el fuego de San Telmo o como las lenguas de fuego que descendieron sobre las cabezas de los Apóstoles el día de Pentecostés.
La luz de insectos fosforescentes, como las cucuyas y luciérnagas van poniendo pudores de rubíes en el seno tenebroso de la selva y pegándose a la cabellera suelta de los árboles.
Me dirigí hacia los Campos Elíseos, donde los cafés concierto párecían hogueras entre el follaje. Los castaños radiantes de luz amarilla parecían pintados, parecían arboles fosforescentes.
que hacía saltar las gotas hasta la cara de Juanillo: dos hojas de espuma fosforescentes resbalaban por ambos lados de la gruesa proa, y la hinchada vela, con el vértice perdido en la oscuridad, parecía arañar la bóveda del cielo.
"Me puse de pie en la oscuridad. Estaba rodeado de ramas de árboles sobre las que se movían lentejuelas
fosforescentes. Eran las pupilas de los pájaros que reflejaban en su fondo la luz de la luna, invisibles desde el lugar donde yo vigilaba.
Roberto Arlt
Los automóviles y camiones circulaban a pleno poder energúmeno y sus faros convertían en bacanal de fantasmales configuraciones a las señales de tránsito fosforescentes que se iluminaban engañosas y luego se mostraban tal cual eran.
– interrogó la señora Glicina. –Por las huellas fosforescentes que deja en la arena húmeda, cuando llega la noche... Avanzaba la viuda y encontró un pescador de corales: – ¿A dónde vas, señora?
Sabe el indio de esas flores una leyenda fantástica, que repite en el silencio de las noches estrelladas. Dice que en el rubio seno de su corola gallarda se anida una mariposa de
fosforescentes alas.
Olegario Víctor Andrade
Sintióse unos instantes el galope sordo e isócrono del potro pujante, y luego, en el silencio campesino, en la noche profunda, en el espacio mudo, un búho, con sus ojos fosforescentes y redondos, pasó por el comedor, como si viniera de muy lejos; aleteó torpemente y, antes de perderse de nuevo gritó con un grito pavoroso: –¡Crac!
En mi pueblo, allá en España, hubo, en mi niñez, una casa asombrada donde se oía ruido de cadenas, estrépitos inexplicables, voces cavernosas y se veía pasar por las ventanas durante la noche entera, lucecillas mortecinas y fosforescentes que infundían pavor, tanto que nadie se atrevía a pasar por la casa maldita, ni siquiera acercarse a cien varas de ella.
¿Se adapta al medio la innumerable multitud que habita el fondo tenebroso de los mares, y que enciende allí sus lámparas fosforescentes, corno nosotros las nuestras en la noche?