Mi primera idea, fué, creer incendiado el polvorín en la torre; después, la inflamación de algún saco de carga; pero a poco, el silencio de la fortificación, me anunció claramente algún siniestro terrible.
Remitida esta representación á informe de la Junta de fortificación y defensa de Indias, ha adoptado aquella propuesta y expuesto lo que le ha parecido conveniente; y conformándose el Rey con su dictámen y con el del Señor generalísimo, se ha servido mandar que, por el Ministerio de Gracia y Justicia de Indias de mi cargo, se comuniquen, como lo escrito en esta fecha, las órdenes respectivas para la población y arreglo del ramo político, y por el de Guerra las que convienen á la elección de comisariados que reconozcan el terreno, nombramiento de comandante, defensa y fortificación del puerto; y debiendo concurrir con los auxilios que se ofrezcan los virreyes del Perú, y Buenos Aires, y Presidente de Chile; lo participo á V.
En esas circunstancias de intranquilidad pude distinguir sobre una de aquellas cumbres rodeadas de neblina, la silueta de un imponente castillo; de sus ventanas o balcones salían rayos de luces amarillentas que en la distancia se percibían como pequeñas llamaradas. Un impulso de curiosidad se apoderó de mí y sentí la necesidad de encaminarme rumbo a aquella fortificación.
que las circunstancias locales del Raposo no pueden proporcionar el establecimiento de una población de alguna entidad ni admitir fortificación capaz de su defensa.
Pero dado caso que aquel territorio se hiciese inexpugnable, nada habríamos adelantado, sino es un gasto inútil al erario en las obras de fortificación, su conservación y subsistencia de la tropa y demás relativo á su defensa, puesto que aquel obstáculo alejaría á los enemigos ó contrabandistas del escollo para verificar sus miras en algún punto, ó algunos de los muchos que, como he dicho, le facilitan la proporción de efectuarlas, y si en cada uno de éstos se hubiera de hacer una fortificación, serían necesarios los tesoros de Atabaliba para costearlas y los ejércitos de Jerjes para su defensa.
A Vuestra Merced pedimos y suplicamos se sirva, atendiendo a nuestra representación, (la) de suspender el que se nos demuelan las casas por el daño que se nos sigue de perderlas, sin esperanza de recompensas, como llevamos dicho, y informe nuevamente a Su Excelencia el Señor Virrey de estos Reinos y a el Señor Presidente y demás Señores de la Real Audiencia de Quito, cuán del servicio de ambas Majestades es el que se mude esta Ciudad al paraje (de) adelante del Puerto de Casones, por la bondad del sitio, libre de padrastos y defensible a las operaciones del enemigo y que se puede fortificar a menos costo que en es esta Ciudad, donde no servirán las que se hicieran y que supuesto que no hay en ella fortificación formal de defensa...
E PRESENTA EN EL CABILDO UNA REAL PROVISIÓN SOBRE LOS CUATRO MIL PESOS PARA LA FORTIFICACIÓN – SE ACUERDA PERMITIR A ANDRÉS MARQUÉS DE GASETA USE EL OFICIO DE ESCRIBANO PÚBLICO.
Y para quitar toda ocasión de discordia, no será lícito levantar ningún género de fortificación en los ríos cuya navegación fuese común, ni en sus márgenes; ni poner embarcaciones de registro, ni artillería, ni establecer fuerza, que de cualquiera modo pueda impedir la libre y común navegación; ni tampoco será lícito a ninguna de las partes, visitar, registrar, ni obligar a que vayan a sus riberas las embarcaciones de las opuestas, y sólo podrán impedir y castigar a los vasallos de la otra nación, si aportasen a las suyas, salvo en caso de indispensable necesidad, como queda dicho.
Y, habiéndose visto se acordó lo siguiente: Y todos juntos “invoce, nemine discrepante”, atendiendo a la utilidad que será al bien público, el que se mude la ciudad, con los motivos representados en los memoriales presentados por los vecinos, acordaron y dijeron: Que se dé poder a Don Alonso de Mestanza y a las más personas que convenga para que puedan pedir sobre ello en la Real Audiencia de Quito o Gobierno Superior, o en el Real y Supremo Consejo de las Indias, todo aquello que conduzga / conduzca a la mudanza de dicha ciudad y fortificación de ella...
Reconocida tengo la arte de su fortificación: hase acompañado de cómplices, hase hecho numeroso séquito de delincuentes, que, como partícipes en sus delitos, sean interesados en su conservación.
Y al limpiar(se toda) esta campaña y trabajar en las fortificaciones que en aquel paraje hicieren, nos ofrecemos desde luego con nuestras personas, por nosotros y todos los pendientes de esta Maestranza y Hermandad, sin que sea necesario apremiamos para ello, pues, mudándose la Ciudad en la nueva fundación nos aseguraremos y nuestras familias de cualquiera invasión que intente el enemigo, y nos defenderemos unidos y avistados, aunque sea debajo de una sola trinchera, que sirva al presente de fortificación...
Su obra de entonces que debió ser forzosamente improvisada publicóse inicialmente en las columnas de “El Nacional” de Montevideo y se fechó por el mismo autor así: “Línea de fortificación, setiembre de 1845” .