Y un jueves, Emma se sorprendió al encontrar en la cocina del «Lion d'Or» al señor Homais vestido de viaje, es decir, con un viejo abrigo que no le habían visto nunca, llevando en una mano una maleta y en la otra el folgo de su establecimiento, No había confiado a nadie su proyecto por miedo a que el público se preocupase por su ausencia.