Le habló también del tilo
florido que crecía allí, y dijo: -Para que no pienses que lo que acabo de contarte es sólo un sueño, encontrarás sobre tu cama una hoja seca.
Hans Christian Andersen
Sabemos decir muchas mentiras con apariencia de verdades; y sabemos, cuando queremos, proclamar la verdad." Así dijeron las hijas bienhabladas del poderoso Zeus. Y me dieron un cetro después de cortar una admirable rama de florido laurel.
La invasión de este terreno fue un cruel disgusto para los clérigos que iban allí a divertirse ruidosamente, y para los abogados, que meditaban en él sus alegatos: ¡era un paseo tan verde y tan florido al salir de la infecta audiencia del Palacio...!
Así, fui a parar a un estrecho valle, flanqueado por escarpados riscos. Allí no llegaba la fría brisa y todo estaba todavía verde y florido como en el verano.
No pocas de ellas son elegantes hotelitos, rodeados de frondosa huerta o florido jardín, resguardados por verjas de hierro pintado de colores chillones.
Escucha y contempla el espléndido saúco. Hay uno como él,
florido también, allá abajo; crecía en un ángulo de una era pequeña y humilde.
Hans Christian Andersen
¡Vivir con su hombre y su madre en un rincón florido de la llanura, paseando por las orillas del río, al que formaban a trechos a modo de una bóveda maravillosa los árboles seculares al entrelazar su ramaje!
El horror con que se me presenta la sangre que por mí se ha derramado, y la devastación de este florido reino, no puedo negar son aquellos auxilios conque ponia á la vista de Israel lo malo y amargo que es haberle dejado: no, no son los tormentos del abismo los que me perturban, porque son mayores las culpas con que los merecí.
En ese lugar hizo crecer un árbol maravilloso que daba flores mágicas, pues con sólo ser tocadas por los enamorados, creían sentir una dulce dicha eterna. Ese árbol se llamaba XOCHITLICACAN, es decir, el creador de flores, el árbol florido como el cosmos.
15. Nuestro lecho
florido, de cuevas de leones enlazado, en púrpura tendido, de paz edificado, de mil escudos de oro coronado. 16.
San Juan de la Cruz
al crup y a las viruelas, que, pues vivís entre ello, lo conocéis por fuerza; mas del risueño mayo, con tosca, ruda péñola, no mancilléis los dones que, como gala, ostenta sobre florido trono la dulce primavera.
Una vez, en mitad del día, en pleno campo, en el momento que el sol pegaba más fuerte contra las viejas farolas plateadas, una mano desenguantada se deslizó bajo las cortinillas de tela amarilla y arrojó pedacitos de papel que se dispersaron al viento y fueron a caer más lejos, como mariposas blancas, en un campo de trébol rojo todo florido.