Demóstenes, Tercera Filípica, También negoció con los atenienses algunas modificaciones de los términos pactados en la Paz de Filócrates.
Apiano, Guerras civiles 3, 66–70. Dión Casio 46, 37–38,2. Cicerón, Filípica 14, especialmente 26–28. Servio Sulpicio Galba, en Cicerón, Ad familiares 10, 30.
Perjuicia, entre tanto, con la cara apoyada en un brazo, y éste contra la pared, seguía sollozando. El Tullido suspende un instante su
filípica, y luego, dirigiéndose de nuevo a la muchacha, le dice: -¿Qué es que no se mueve?
Tomás Carrasquilla
Así lo reconocía el visitador Areche, según se desprende de cierta
filípica en que acusaba a los frailes de Lima de mantener excesiva familiaridad con el pueblo, familiaridad que alentaba a éste en su obra de difamación.
Ricardo Palma
Y doña Margarita enviaba por resmas cartas y memoriales a la corte de Madrid, y se gastaba un dineral en misas, cirios y lámparas, para que los santos hiciesen el milagro de que Felipe V le echase una
filípica a su representante.
Ricardo Palma
El juicio duró dos años, y terminó dando el mitrado satisfacciones al poder civil. Cuando Boza y Solís leyó la
filípica que, en respuesta a su informe, le enviara el de Castellfuerte, murmuró: -¡Me he lucido!
Ricardo Palma
Artíñano inclusive, y también de lo que han dicho, dicen y dirán sus adversarios, desde el afrancesado Macanaz, que decía á Felipe V «que todos los fueros eran ficciones y usurpaciones,» Llorente, que acumuló documentos antiforales en sus Noticias históricas, González, que las aumentó por encargo de Fernando VII, y la terrible
filípica de D.
Vicente de la Fuente
Durante aquella
filípica, los obreros con los ojos bajos escuchaban en silencio y al ver su humilde continente la voz del capataz se dulcificó.
Baldomero Lillo
Citado Santo Toribio, compareció ante la Real Audiencia, presidida por el virrey, y oyó de pie la lectura de la tremenda
filípica.
Ricardo Palma
El Santo Oficio declaró prohibido el libro; y el Consejo de Indias, en representación de la corona, le echó una
filípica al autor, a quien desde entonces los cortesanos dieron en llamar el obispo del libro.
Ricardo Palma
Querrán encontrar en Febrero, Elizondo, Colón, o la Curia Filípica citada una ley del Fuero Juzgo que diga: “Si aconteciese que los francos o galos viniesen de allende de los montes Pirineos y con mano desacatada arrebatasen a nuestros hijos y descendientes de nuestra real alcurnia y los encerrasen en cautiverio contra el derecho divino y humano, y si en esta cuita nuestros ricos homes, castellanos y favoritos hiciesen la follonería de pasarse a su bando, entonces los pocos que se digan leales y honrados hidalgos harán juntas para gobernar a nombre de los susodichos, y guardarles su heredad y patrimonio para cuando Dios sea servido mejorar sus horas”.
Blass cuestiona la autoría de los siguientes discursos: Cuarta Filípica, Discurso Fúnebre, Ensayo Erótico, Contra Estéfano 2 y Contra Evergo y Menesíbulo.