No debe expatriarse al general Calles y menos en el actual momento ya que el propio general Calles y su grupo no son problema para el Gobierno, ni para las organizaciones de trabajadores; deben permanecer dentro del territorio nacional para que aquí mismo sientan el peso de su responsabilidad histórica.
Caracas no era sino un pueblo grande —un poco más grande que aquel destruido por los Luzardos al destruirse entre sí—, con mil puertas espirituales abiertas al asalto de los hombres de presa, algo muy distante todavía de la ciudad ideal, complicada y perfecta como un cerebro, adonde toda excitación va a convertirse en idea y de donde toda reacción que parte lleva el sello de la eficacia consciente, y como este ideal sólo parecía realizarlo en la vieja y civilizada Europa, acarició el propósito de expatriarse definitivamente, en cuanto concluyera sus estudios universitarios.
Terminé diciéndole a don Manuel Azaña que yo estaba seguro de que si él, por las circunstancias en que el destino lo ha colocado, se ve obligado a expatriarse, usted en lo personal, como Presidente de la República y como amigo, y el Gobierno mexicano, igualmente, lo recibirían con los brazos abiertos.
No podrá expatriarse a ningún guatemalteco, ni prohibírsele la entrada al territorio nacional o negársele pasaporte u otros documentos de identificación.
Al acabar la guerra, en Hungría empezó una guerra civil en cuyo curso tuvo problemas porque el ejército de Miklós Horthy persiguió a judíos, intelectuales y comunistas; además tuvo que expatriarse ya cuando, además, la industria del cine fue nacionalizada al advenir la efímera (duró algo más de cuatro meses) República Soviética Húngara de 1919.
Esta vez el nuevo caudillo es Antonio Guzmán Blanco quien se impone y comienza el despotismo ilustrado que va a durar siete años, Pérez Bonalde se opone al dictador y tiene que expatriarse voluntariamente a partir de 1870.
En 1935, fundó el Partido Socialista Democrático de Grecia. Después de la restauración de la monarquía, tuvo que expatriarse durante la dictadura monárquica de Metaxas (1936-1941).
Era siciliano y vivió largo tiempo en Palermo; luchó contra los franceses en la Guerra de la Independencia española. Vuelto a Sicilia, se vio obligado a expatriarse al ser perseguido por sus ideas liberales.
En esta trinchera, Antonio I. Villarreal encabezó el movimiento rebelde en Nuevo León y Tamaulipas, pero acabó por expatriarse en San Antonio, Texas.
Con la pérdida de las colonias en 1898 los carlistas sopesan una acción insurreccional que no llegó a producirse debido a la defección del General Weyler, y en 1899 el Marqués de Cerralbo tuvo que dimitir y expatriarse, aunque en octubre de 1900 se levantaron algunas partidas en la Sublevación Carlista del 1900 en Badalona sin autorización de los jefes carlistas.
El 30 de septiembre, falto de apoyo, López Jordán comenzó a huir por el interior de la provincia. Hereñú se lanzó a perseguirlo, y el 20 de octubre lo derrotó en Gená, obligándolo a expatriarse en Paysandú.
Una vez firmada el acta de la unión, Isidoro no tuvo otra opción que expatriarse a Roma, donde el papa lo había nombrado cardenal.