Lo que se quiere en la parte mercantil es comercio: cuáles son las causas que influyen en su decadencia y prosperidad, cuál es el estado de nuestra industria en todos los ramos, cuáles son los obstáculos para su prosperidad y los medios para removerlos, en qué estriba este comercio actual,
exánime y moribundo; cómo podía dársele nueva vida, etc.; esto es por lo que hace al comercio en general.
Mariano José de Larra
Por fin el gran artista desata a la víctima; vela ensangrentada y
exánime; pásase la mano por la frente como para evocar sus recuerdos, y como quien despierta de un sueño fatigoso, mide toda la enormidad de su crimen y, espantado de sí mismo, arroja la paleta y los pinceles, y huye precipitadamente del taller.
Ricardo Palma
Cuando mi mano trémula tendió la cuerda del arco, y tú me forzaste con astucia infernal a apuntar contra mi hijo; cuando suplicante y exánime, me viste a tus pies, ¡ah!
La marquesa sufría accesos de risa sin fin, en que las carcajadas se empalmaban con las carcajadas, y de los cuales salía despedazada,
exánime, oscilando entre la locura y la muerte.
Emilia Pardo Bazán
—Las toleró Ares, cuando Oto y el fornido Efialtes, hijos de Aloeo, le tuvieron trece meses atado con fuertes cadenas en una cárcel de bronce: allí pereciera el dios insaciable de combate, si su madrastra, la bellísima Eribea, no lo hubiese participado a Hermes, quien sacó furtivamente de la cárcel a Ares casi
exánime, pues las crueles ataduras le agobiaban.
Homero
-No faltaré -dije con voz
exánime y ánimo decaído, como el zorro que se revuelve inútilmente dentro de la trampa donde se ha dejado coger.
Mariano José de Larra
También la ilustre princesa la mira y la mira ansiosa, la reconoce y advierte de sangre en ella una gota; de sangre fresca, y de sangre ve en la mano temblorosa de Pérez alguna mancha, y en sus puños y valona. Y da un profundo gemido, su cabeza se trastorna, y
exánime y desmayada en un sillón se desploma.
Ángel de Saavedra
¡Morir así!... no quisiste escuchar mis consejos. STUSSI.––Por el cielo... está pálido y exánime. VARIOS. ¿Quién le hirió? RODOLFO.––Pero, ¿está loca esta gente?...
Así, en una desordenada sintaxis, tenía la estatua de Hércules Farneso, cuyo gran tórax le fascinaba a la malvada; se había apoderado de Pegaso que lo exhibía en una jaula de oro; tenía al titán Prometeo, encadenado exánime, para obligarlo a confesar el gran secreto que él poseía sobre la caída de Zeus; en un exhibidor especial tenía la célebre manzana de la discordia por la cual habían muerto tantos héroes en la guerra de Troya como Áyax; pero sobre todo guardaba con malévolo entusiasmo las cenizas del Fénix.
Alguívoro, cuando le vio caído y casi exánime, abrióse paso por entre los combatientes delanteros y acometió a Roepán con el aguzado junco, mas no logró romperle el escudo y en éste se quedó clavada la punta de la pica.
Al perderla de vista no cayó la pobre aldeana exánime sobre las losas del Muelle, porque Dios ha dado a estas criaturas una fuerza y una fe tan grandes como sus infortunios...
Saenzvaliente, entretanto levantaba en sus brazos a Feliza moribunda; y ayudado de Cristian poníala en la cama donde la rodearon los suyos. -¡Samuel! -murmuró la joven con voz exánime- no te apartes de mí. ¡Los momentos que me restan son breves!