En el centro, un estanque de mármol en forma de cuadrilátero, que todavía existe, recibía las aguas pluviales que caían del tejado del pórtico.
¡No nos vayamos!, ¡quédese! La llevó más lejos, alrededor de un pequeño estanque, donde las lentejas de agua formaban una capa verde sobre las ondas.
La botella fue a caer en el espeso cañaveral de un pequeño
estanque que había en el bosque; el gollete recordaba aún perfectamente cómo había ido a parar allí y cómo había pensado: «Les di vino y ellos me devuelven agua cenagosa; su intención era buena, de todos modos».
Hans Christian Andersen
GENARO: No importa, di cuál es, que ya habrá medio de romperla o abrirla, que a todo estoy resuelto y decidido. VALENTINA: Desde este estanque puedes percibirla.
Y desde aquel día pudo verse a la orilla del
estanque de los cisnes, al poeta hambriento que daba vueltas al manubrio: tiririrín, tiririrín...
Rubén Darío
Las flores que al borde del fétido
estanque lucieron sencillas su blanca inocencia qué harán si ese fango se agita y rebosa de miasmas malsanos llenando la senda?
Adela Zamudio
El padre del Tuerto, tío Bolina llamado, porque siempre al andar se ladeó de la derecha, sigue, a pesar de sus años, bregando con la mar, como el tío Tremontorio, y no por afición a ella, como diría muy serio un poeta del riñón de Castilla o de la Mancha, acostumbrado a mandar las maniobras y a conjurar tormentas desde un escenario o en el estanque del Retiro, sino porque viven de lo que pescan, y sólo pescan para vivir exponiendo la vida cien veces al año en el indómito mar de Cantabria sobre una frágil lancha.
Retiró los globos de los candelabros, mandó empapelar de nuevo, pintar la escalera y poner bancos en el jardín, alrededor del reloj de sol; incluso preguntó qué había que hacer para tener un estanque con surtidor de agua y peces.
Después, la señorita d'Andervilliers recogió los trozos de bollo en una cestilla para llevárselos a los cisnes del estanque y se fueron a pasear al invernadero, caliente, donde unas plantas raras, erizadas de pelos, se escalonaban en pirámides bajo unos jarrones colgados, que, semejantes a nidos de serpientes, rebosantes, dejaban caer de su borde largos cordones verdes entrelazados.
En seguida ordenaron a los heraldos que al romper el alba convocaran a junta en la morada de Roepán, padre del desdichado Hurtamigas, cuyo cadáver aparecía tendido de espaldas en el estanque, pues el mísero ya no se hallaba próximo a la ribera, sino que iba flotando en medio del ponto.
Llamados de real orden, acudieron a palacio los mecánicos más hábiles, y se dieron a discurrir creando muñecas que hablaban, cantaban y bailaban; bueyes que pacían, borricos que rebuznaban y multitud de artificios semejantes; pero sucedió que Amado hacía ya muecas de desdén a cada invención; y, por último, una noche, habiendo visto la luna, que apacible y majestuosa se reflejaba en un
estanque, se empestilló en pedir aquel juguete, que le gustaba más que todos.
Emilia Pardo Bazán
Allí está, con sus columnas de madera, el palacio de Cochinchina, y en el patio su
estanque de peces dorados, y los marcos de las puertas labrados a punta de cuchillo, y, en el fondo, en la escalinata, dos dragones, con la boca abierta, de loza reluciente.
José Martí