A su pequeño no lo vería hasta después de comer; ya la llamarían entonces. ¡Qué alto,
espigado y esbelto estaba! Conservaba aquellos ojos preciosos y su boquita de ángel.
Hans Christian Andersen
Cañuela, a pesar de sus débiles fuerzas -tiene nueve años, y su cuerpo es
espigado y delgaducho-, ha terminado felizmente la empresa de apoderarse del arma, y sentado en el borde del lecho, con el cañón entre las piernas, teniendo apoyada la culata en el suelo, examina el terrible instrumento con grave atención y prolijidad.
Baldomero Lillo
Don Ismael tuvo que renunciar el cargo, irremediablemente, porque no podía prestarse para las injusticias y su espíritu no había espigado para las contiendas estériles de intereses mezquinos, sino para hacer obras grandes y de beneficio colectivo.
No se hizo repetir la invitación la Pelirroja, y empujando briosamente la puerta, penetró en la sala ondulando su cuerpo gentil y espigado, y penetrado que hubo, exclamó con acento de zumba, dirigiéndose a su prima: -Vaya, y cómo te has puesto de rebonita, salero.
No era ningún ayudante de dorada cordonadura, ningún húsar de arqueado pecho; éstos se chuparían quizá los dedos tras la generala, más no sabían consagrarle la silenciosa devoción que le consagraba Rodriguito Osorio, hijo mayor de la marquesa de Veniales, mozo
espigado ya.
Emilia Pardo Bazán
Artíñano, en el preámbulo de su libro, comienza diciendo con gran modestia: «En este trabajo se contienen pocas ideas ó pensamientos nuevos, que donde han
espigado escritores tan distinguidos como Novia de Salcedo, Moraza, Ortiz de Zárate, Aranguren y Sobrado...
Vicente de la Fuente
Viendo los piratas a aquel mozo gallardo y espigado, juzgáronle mejor presa que las ovejas y las cabras, y cesando en sus correrías y robos, se le llevaron a la nave, mientras que él lloraba, no sabía qué hacer, y llamaba a voces a Cloe.
Para ello decidió hacer un nuevo encantamiento… La transformó en la desalmada bestia. Pronunció unas palabras cabalísticas y el
espigado animal quedó transmutado en una fiera de belleza singular.
Antonio Domínguez Hidalgo
Media hora después, cuando nuestro héroe volvió a montar en su caballo, llevaba aprendido de labios del tío Antón todo cuanto deseaba conocer de la vida de Dolores: cómo la liviana pasión de ésta con el hijo del amo del lagar de Pizarrozo había tenido por resultante un rapaz, a la sazón un chavalete alto y espigado como un pino...
Él mismo daba las friegas, aplicaba los remedios. Al convalecer el especiero, Pedrete era un semihombrecito,
espigado, flaco, en la crisis del crecimiento, que les consume.
Emilia Pardo Bazán
El Marrano medianín presumía de saltarín y lanzaba tales saltos que en realidad no eran altos, pero si alguien criticaba la pesadez que saltaba mordiscos y bofetones recibían los criticones. Muy esbelto y
espigado se las daba de delgado y molestando a la vaca que venía de Humahuaca le decía: -Yo soy más culto.
Antonio Domínguez Hidalgo
Adaptación: Ernesto Caballero. Intérpretes: Santiago Ramos, Silvia Espigado, Juan Carlos Talavera, Jorge Martín, Paco Torres, Rosa Savoini, Jorge Mayor.