Entre los hombres, la idea del reto se asociaba siempre al acto de arrojar el guante. En la Edad Media no se permitía que una persona tuviera sus manos enguantadas en presencia de un superior.
Los restos de micromamíferos pueden extraerse para su determinación: En seco: desmenuzando la egagrópila con las manos enguantadas e instrumentos de disección (aguja enmangada de disección, pinzas diversas rectas y curvas, bisturíes o escalpelos, etc.).
Se trata de un sacórfago con estatua yacente ejecutada en piedra Mármol, probablemente Mármol del Incio; vestido de pontifical, descansa sobre la parte superior de su cuerpo, y la cabeza sobre almohadones ricamente decorados. Dos ángeles genuflexos lo flanquean, y las manos enguantadas sostienen un báculo.
El film es recordado por el famoso “plano de la louma”, un plano-secuencia de casi tres minutos en el que la cámara recorre, a modo de inquietante voyeur, las ventanas de la fachada de la villa de Tilde (Mirella D'Angelo) mostrando una breve panorámica interior, para acabar, finalmente, sobre las manos enguantadas del asesino.
Con ambas manos enguantadas se separan las nalgas para visualizar el ano, la piel perianal y sus alrededores (región sacrococcígea, nalgas, base del escroto).
También destaca en los trabajos de Argento la omnipresencia de ciertos fetiches, como las cortinas de terciopelo, los insectos o primeros planos de ojos y manos enguantadas.
El crítico de arte Philippe Burty escribió al respecto que «la figura fingida e impasible de la dama, sus manos enguantadas de blanco, una de las cuales sostiene unos gemelos y la otra se ahoga en la muselina del pañuelo, la cabeza y el busto del hombre que se gira, son fragmentos de pintura tan dignos de atención como de elogio.» Renoir esparcía sobre la tela por primera vez una oleada armoniosa y libre de color claro en una composición digna de las lecciones de los maestros clásicos.
Las manos aparecen enguantadas con ricos guantes de gamuza de anchas manoplas, la diestra sostiene un bastón de mando mientras que la izquierda se apoya en el pomo de la espada.
Antiguamente, muchas de estas llevaban vestón oscuro y pantalón blanco. Muchos de los bailarines llevan las manos enguantadas. Su baile es obviamente lento, por ser de tipo religioso, ajeno a las manifestaciones carnavalescas.
Son adiestrados desde niños en lucha a muerte, ellos llevan la cabeza cubierta de vestimenta de cuero como un casco tan duro como metal, las manos enguantadas en garras y aristas de bronce.
Se hubiera dicho rostros calizos de leprosos de los antiguos lazaretos; y sus manos enguantadas de negro erigían un largo tallo de lis negro de pálidas hojas, y sus capuchas, como la de Dante, estaban coronadas de flores de lis negras.
Se hizo menester que el transeúnte, sacando de los bolsillos del gabán las enguantadas manos, sacudiera con fuerza al durmiente, para que éste se desdoblara.