Rumores de tibia aurora pámpanos y peces cambian. Violador enfurecido, Amnón huye con su jaca. Negros le dirigen flechas en los muros y atalayas.
Yo ya no voy a sacrificarme más para que cuando sean lo que quieren, me paguen mal, como toda la pinche gente.— Y
enfurecido salió de la casa dando iracundo portazo.
Antonio Domínguez Hidalgo
¡Terrible debía ser la pena que hacía humedecerse aquellos ojos acostumbrados a contemplar serenos la muerte los días entre los abismos del enfurecido mar!
Un hilo levantan del suelo, y como un hilo levantan a un hombre. No hay más modo de acobardar a un elefante
enfurecido que herirle de veras en la trompa.
José Martí
Saca su cuchillo, y se lo clava en la pata. La sangre corre a chorros, y el animal
enfurecido, aplastando el matorral, va al río, al río de agua que cura.
José Martí
Hoy en los climas de la triste Europa Del aquilón el soplo
enfurecido Su vida y su verdor quita a los campos, Cubre de nieve la desnuda tierra, Y al hombre yerto en su mansión encierra.
José María Heredia
Lloraba por el pobre corazón roto que había encontrado descanso en el mar enfurecido, y por los restos diseminados de aquella casa donde había oído sonar el viento de la noche cuando yo era niño.
Hoy es el día de San Simón y San Judas... el lago está enfurecido y reclama su presa. TELL.––De nada sirven las palabras, el tiempo apremia, y es necesario socorrer a este hombre.
Uno de ellos, un francés que tenía una peluquería frente al Colegio, y que nos profesaba suma antipatía por nuestro escaso consumo de sus artículos, fue preparado por mí y ribeteado por Eyzaguirre; justamente
enfurecido, se precipitó a llevar la queja al doctor Agüero.
Miguel Cané
Tremendo es el elefante
enfurecido, y por manso que sea en sus prisiones, siempre le llega, cuando calienta el sol mucho en abril, o cuando se cansa de su cadena, su hora de furor.
José Martí
Tras ellos suscitóse feroz combate: como el fuego que prende en una ciudad, se levanta de pronto y resplandece, y las casas se arruinan entre grandes llamas, que el viento,
enfurecido, mueve; de igual suerte, un horrísono tumulto de caballos y guerreros acompañaban a los que se iban retirando.
Homero
Así fracasó aquel concertado matrimonio, quedándose en Méjico el anciano novio enfurecido, que reclamaba a voz en cuello la devolución del dinero gastado en el viaje.