Ítem, porque piensan los astrólogos, poetas y retóricos que sólo ellos saben alzar Figuras para oscurecer sus enredos, declaramos que sean tenidos por figuras los que a nadie quitan la gorra y más si es de puro arrogantes, los que dicen mal de todo, hablando adrede, descuidados, ignorantes, para dar a entender están divertidos en negocios; los que no teniendo hacienda, blasonan de gustadores; los que en tiempo de Iodos pisan menudico, saludan a cuantas mujeres encuentran, aunque sean viejas y feas; los que a las mañanas hacen traer el rosario al criado y andan toda la tarde enfrenados con el palillo y al tiempo de hablar por el embarazo de la madera babean y rocían las barbas de los circunstantes.
Los que las noches de verano y algunas en el invierno se ponen con mucho espacio, ya sea en sus corredores y patios ensillados, ya en ventanas o en algunas otras partes enfrenados, y de las nubes del aire fueren formando figura de sierpes, de peones y de otros animales los declaramos por hermanos.
Al cual una vez hubo ascendido y los enfrenados cuellos de los dragones 220 acarició y con sus manos sacudió las leves riendas, sublime es arrebatada y sometido el tesalio Tempe abajo mira y a arcillosas regiones acopla sus sierpes: y las que el Osa ofrece, las hierbas que el alto Pelión, y el Otris y el Pindo, y que el Pindo mayor el Olimpo, 225 observa, y las que complacen, parte de raíz saca, parte abate con la curvatura de su hoz de bronce.
cavallos todos con siellas e muy bien enfrenados, señas espadas de los arzones colgadas." Dixo Minaya Albar Fañez: "Esto fare yo de grado." 41 vades aqui oro e plata, una uesa leña, que nada nol minguava: en Santa Maria de Burgos quitedes mill missas, lo que romaneçiere daldo a mi mugier e a mis fijas, que rueguen por mi las noches e los dias; si les yo visquier seran dueñas ricas." 42 inaya Albar Fañez desto, es pagado; por ir con el omnes son contados.
Su presencia multiforme y diáfana, comunas de esperanza, tres cuerpos y seis manos, tres bocas y seis brazos, seis ojos y tres sexos, dragones liberados, en pasión dialéctica, fundidos en la ambigua comunión de amantes labios en rugientes bálanos, de bocas febriles en gimientes clítoris, de ágiles dedos desflorando anillos y espadas erectas demarcando sendas… me retracta de candados vanos y me limpia de miserias conyugales, hartas parejas de lo mismo, para asombro de los
enfrenados.
Antonio Domínguez Hidalgo
En lo alto ondeaba un trocito de tela color rosa, brillante y nítidamente recortado sobre el fondo de piedra gris. A la visión de aquel objeto siguió un vasto movimiento de caballos enfrenados y de rifles que eran extraídos de sus fundas.
Este episodio constituye uno de los episodios más brillantes de los Tercios y supuso un alarde de ingeniería, y despliegue táctico, como refleja el cronista Faminiano Estrada: «Nunca con más pesadas moles fueron enfrenados los ríos, ni los ingenios se armaron con más osadas invenciones, ni se peleó con gente de guerra que en más repetidos asaltos hiciese más provisión de destreza y coraje.