Y Jesús, viendo lo que ocurría, se
encolerizó, y le dijo: Insensato, injusto e impío, ¿qué mal te han hecho estas fosas y estas aguas?
Anónimo
Juan se encolerizó con su hijo apenas supo su determinación, no porque le desagradase que Miguel fuese soldado, sino porque al serlo desobedecía a Don Antonino.
El heraldo de Layo, Polifontes ordenó a Edipo que le cediera el paso pero ante la demora de éste, mató a uno de sus caballos. Edipo se encolerizó y mató a Polifontes y a Layo sin saber que era el rey de Tebas, y su propio padre.
Al llegar la comitiva al Cuzco, Huáscar Inca Yupanqui, se encolerizó, porque comprobó que Atahualpa no estaba en ella, confirmándose la versión de su madre.
Mientras tanto, el seleccionador inglés, Glenn Hoddle había dado el brazalete de capitán a Alan Shearer en 1996, una decisión que sorprendió y encolerizó a Adams y que dejó a muchos aficionados ingleses perplejos.
hasta que Palafox no se lo ordenase. Castaños se encolerizó, no podía ser, los franceses a punto de llegar y los refuerzos no estaban en su puesto de combate.
Luego de esto, Nár llegó ante Thráin, para contarle lo sucedido y el hijo de Thrór se encolerizó y mandó entonces mensajes a todos los pueblos Enanos, dispuesto a vengar a su padre.
Hasta que fue esta vez Ten Ten quien se encolerizó y comenzaron a hacer erupción todos los volcanes y la población tuvo que mudarse a otros lugares más seguros.
Por lo que, recurriendo a una hoja volante le rebatió: “...mi hermano no es aventurero; aventureros son los que sin una moneda, sin otra recomendación que su osadía, aparecen en Quito de repente y se casan con mujeres ricas, sean o no viejas y feas...” Siendo esta inconfundible mención a su vida privada lo que encolerizó profundamente a García Moreno, al punto de jurarle, por ello, eterna venganza.
Esta violencia encolerizó al tutor, quien acompañado de su hermano, el señor de Kuik, encontraron a Florencio en una partida de caza, cerca de Abstede, en los alrededores de Utrech, y atacándole por sorpresa le mató.
Un día, Abuk, la primera mujer que Nyalitch había creado, ansiosa por moler más rápido el mijo utilizó un palo tan grande en el mortero que golpeó el cielo. Esto encolerizó a Nyalitch que se retiró de la tierra y dejó solos en esta a los humanos.
Al hacer escala el vapor “Arequipa”, un soldado chileno se encolerizó al ver el uniforme naval peruano e impuso tenazmente que el “Arequipa”, zarpase de inmediato.