-Tenía una vejez prematura, sus cabellos habían encanecido, arrugas precoces surcaban su frente, lloraba mucho su desdicha, y solo encontraba consuelo, antes en la música, después en su amor.
Negaránla, es claro, porque precisamente en el campo es donde estos señores se han empeñado en colocarnos la felicidad terrena, ya bajo el aspecto de encanecido anciano, que perora con más elocuencia que Demóstenes y más profundidad que Sócrates, so la añosa encina, o cabe la parlera fuente; ya bajo el de apuesto galán que cultiva el fértil valle, y aunque suda al sol y come ráspanos y borona, es por la noche bastante sublime para echar un discurso a su novia, que le espera con un ramo de flores, y que no es menos gallarda, menos elocuente ni menos poética que su adorado; ya, en fin, bajo la forma de blancos manteles, doradas frutas, triscador cabrito, fiel y respetuoso can, etc, etc...
El señor Pepe aguantó, canturreando con voz cascada unas guajiras, el aguacero aquel con que hubo de obsequiarle su irascible compañera y cuando ésta concluyó, díjole con voz reposada al par que se colocaba sobre el encanecido pelo una gorra que a juzgar por sus apariencias debía venir prestándole servicios desde sus remotas mocedades: -Camará, pos lo único que me faltaba era eso, que tú me salieras por seguirillas; ¡pos güena está pa tafetanes la Malena!
No me era extraño este personaje; y, en efecto, después de contemplarle unos instantes, conocí en él al Tuerto. Pero ¡qué viejo, qué encanecido, qué anguloso y encorvado le hallé!
debe ser un hombre
encanecido en el gobierno de los pueblos, al tanto de las leyes y de las costumbres del país; para presentarse en nombre de una nación que pretende colonizar y quiere con la civilización hacer olvidar a los pueblos la pérdida de su libertad e independencia, ha de estar dotado de un prestigio verdadero, de convicciones morales profundas, de un gran amor a la humanidad, de un tacto exquisito y de una prudencia delicadísima.
José Rizal
vivirás solitario tus milenios de condena inmemorial, sin nadie que acuda a pergeñar siquiera el esbozo sonrisa de una brisa o el intento
encanecido de promesas.
Antonio Domínguez Hidalgo
TREINTA Y SIETE Ripioso el corazón
encanecido sabe tanto de amor como de llanto y corto se repliega al diccionario que lo ciega para ver solamente los vocablos que no encuentra.
Antonio Domínguez Hidalgo
¿Qué hechizo tienes, qué imán que cada día la cuenta de tus galanes se aumenta con algún nuevo galán? Vituperados en vano, en tu salón juntamente se ve el rubio adolescente y el encanecido anciano.
Tu patrono ha encanecido, Tu raudo león no vuela, Sobre sus garras dormido, Por tu grandeza no vela; Brioso alazán herido, Su caballero ha perdido Freno y espuela.
Toda su triste existencia de Auroras desventuradas y de sangrientas jornadas de aquella aurora en presencia sueño es de cuitas pasadas. Y así en su albergue escondido y en soledad deleitosa, contra el pesar guarecido para su vejez dichosa el soldado encanecido.
Me parece ver que trae la cara o la frente vendada yque se ajusta algo en la boca introduciendo algo en ella. Sus cabellos han
encanecido.
Sigmund Freud
Siempre que la fantasía me representa la imagen material de aquellos genios beneméritos de la humanidad, que descubrieron verdades, introdujeron leyes nuevas en el mundo de la inteligencia y predicaron sus doctrinas, es bajo la forma de un hombre encanecido, de sentidos debilitados, de frente impasible, y hermoseada con aquellas rugas, que más son cicatrices de las heridas del alma, que huellas de los años, según la expresión de un gran poeta.