¡Cargo injusto, por cierto, y que, perpetuamente en boca de tantos ignorantes, sostiene en esta provincia la plaga de emigración que la despuebla!...
Y si la Peste, que te envía ajena playa, tu sano cristalino ambiente con su aliento mortífero envenena, el cielo rara vez se lo consiente; y en ti la fuerza y el furor declina que ciudades despuebla en tiempo breve, que el ver tu gracia y tu beldad divina a piedad casi y a perdón la mueve.
El Paraguay se despuebla; se le castra y se le extermina en las 7 u 8.000 leguas entregadas a la Compañía Industrial Paraguaya, a la Matte Larengeira y los y a los arrendatarios y propietarios de los latifundios del Alto Paraná.
Por lo demás, las ninfas, las diosas, todos los seres sobrenaturales, que poblaron el aire, la tierra y el agua en las primeras edades del mundo, pueden vivir y es probable que vivan ahora como entonces. La ciencia no despuebla la naturaleza, ni penetra en sus más íntimos arcanos.
Y vosotras, hijas sencillas de mis montañas, rezad por el alma del licenciado. En los grandes días de perdón, cuando se
despuebla el purgatorio, allá se queda esa alma solitaria.
Tomás Carrasquilla
hasta alcanzar entre 80 y 100 hectáreas, como han demostrado excavaciones recientes. La crisis del siglo III afecta fuertemente a la ciudad, que se despuebla y reduce su superficie.
Las mismas se convierten en concentración de más pobladores, con un vecindario que finalizará en el asentamiento de Coronda. 1720: primera capilla, que más tarde se despuebla por las continuas defensas de los pueblos originarios.
“Caballeros” y agricultores de fray Bartolomé, unidos a los soldados de Ocampo, cuando se ven solos y sin freno, cada uno toma el partido o el camino que más le interesa y la nueva ciudad se despuebla lo que hará que fracase el proyecto de Las Casas.
Algún tiempo después, la recién fundada Carora se tambalea por la improvisación fundadora y casi se despuebla por lo inaceptado del lugar donde había sido ubicada, pero Pedro Gordón resiste los avatares que se le presentan y valiente u ostindamente se queda para defender la ciudad que había contribuido a crear.
Al igual como ha sucedido con tantos municipios gallegos, así como se despuebla La Mezquita, en paralelo aumenta la población de vecinos de estos lugares y sus descendientes que habitan en otras tierras.
Lo que provocó que muchas de las aldeas empezasen a perder población debido a que el territorio cayeron en manos muertas. Por este sistema casi se despuebla totalmente Rivas y así sucede con las poblaciones de La Salmedina y Torrepedrosa.
Durante el siglo XVII, al mismo tiempo que se despuebla el antiguo emplazamiento de la villa, los fieles abandonan la antigua iglesia de Santa María de la Mesa, comenzando a frecuentar cada vez con mayor asiduidad las dos ermitas auxiliares de San Juan de Letrán y San Francisco, situadas junto a la nueva población.