Al alba, cuando ella iba a despedirse y yo la ayudaba a montar en su caballo, tuve el valor de confesarle que, si era su voluntad, renunciaría a mi empresa.
angriento el sol corona la alta cumbre, y mustio, al despedirse de la tierra, se amortaja con sábanas de lumbre y expira como un dios tras de la sierra!
Tan lejos, que espero que a ninguno de mis hijos se le ocurrirá ir nunca hasta allí. Me moriría de angustia. -Voy a ver si lo encuentro -contestó el escarabajo, y se marchó sin
despedirse. Es lo más distinguido.
Hans Christian Andersen
En la casa del bosque donde moraban los muchachos, la víspera había llegado su hermano mayor, que era marino, para
despedirse, pues iba a emprender un largo viaje.
Hans Christian Andersen
Al trasponer la puerta sentí la tentación de volver la cabeza y la vencí. Si la guerra no me había dado ocasión para mostrarme heroico, me la daba el amor al despedirse de mí, acaso para siempre.
De cualquier manera yo soy feliz con ella, trato de comprenderla y nadie podrá prohibir que conserve mis recuerdos en el agua. Esa noche, contra su costumbre, me dio la mano al despedirse.
Una gema de su diadema heló mi vista, y su beso estremeció mis venas con un tembloroso deleite. »Medité con terror las espantosas palabras que, al despedirse, había vertido como un veneno en mi sangre.
Animado por estas palabras y con el corazón ardiente de deseos, Nataniel decidió pedirle a Olimpia al día siguiente que le dijera con palabras lo que sus miradas le daban a entender desde hacía tiempo, que sería suya para siempre. Buscó el anillo que su madre le diera al despedirse, para ofrecérselo a Olimpia, como símbolo de unión eterna.
Solo cuando Segismundo fue a despedirse de él le dijo: ―Bien sabe Dios, hermano, que estaba en el mal camino, pero un ángel me ha conducido a tiempo al sendero de la luz.
Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras él despedía a la gente. 6.46. Después de
despedirse de ellos, se fue al monte a orar. 6.47.
La Biblia (Nuevo Testamento)
Pero así como el soltero que fue siempre juicioso cree de su deber, la víspera de sus bodas,
despedirse de la vida libre con una noche de orgía en compañía de sus amigos, de igual modo Benincasa quiso honrar su vida aceitada con dos o tres choques de vida intensa.
Horacio Quiroga
No busques amor de mujer fuera de tu raza, de tu ciudad natal y de tu religión." Y ésta, aunque ingenua, fue la causa por la que Enriqueta Dogson, de la mañana a la noche, dejó de ver para siempre al joven Dais el Bint Abdalla, que, sin
despedirse de ella, se embarcó para Java en busca del olvido de una pasión insensata.
Roberto Arlt