En Cáceres, por orden de Isabel La Católica, fueron desmochadas todas la torres existentes en la ciudad menos la de los Cáceres-Ovando, también denominada Torre de las Cigüeñas, para reprimir la desobediencia de sus dueños (que apoyaron a Juana de Trastámara, apodada Juana la Beltraneja).
El marqués de Villena conservó este castillo intacto tras la firma de la segunda concordia (Belmonte 1-3-1480), sus torres no fueron desmochadas por orden de los Reyes Católicos, como mantienen algunos historiadores, pues en las Relaciones de pueblos del obispado de Cuenca, hechas en tiempos de Felipe II, los vecinos aseguran que las almenas que las coronan se mantienen en perfecto estado.
Por un grabado del siglo XIX y de D.Santiago Ramón y Cajal, también del siglo XIX, consta que había un volado alero sobre esta galería y que las torres estaban desmochadas, cubiertas con simple tejado.
La otra torre y el edificio principal, de planta cuadrada, fueron construidos a principios de siglo XVI, manteniendo su aspecto de fortaleza hasta el siglo XVII, cuando las torres fueron desmochadas y su remate modificado.
En la jamba se muestra un altorrelieve de la Virgen, con una filacteria, y en la de la izquierda un ángel en la salutación. Ambas figuras están desmochadas y también faltan las de las ménsulas.
Son lo único que se conserva en la actualidad tal y como estaban antes de la conquista. El resto de edificaciones sí que quedaron desmochadas.
Las torres tienen una altura más, la última reconstruida en la restauración de 1975 buscando devolverles el aspecto que tuvieron antes de ser desmochadas en 1840.
En las enjutas de los arcos hay escudos de España y de Zamora. Hasta 1875 el edificio poseyó dos torres hasta que fueron finalmente desmochadas (derribadas).
Observando las placas y por la modificación sufrida en el siglo XVII, se nota que era mayor la arqueta original, ya que en la representación de las escenas de la vida de san Cugat, en las partes centrales de los cuerpos rectangulares se encuentra plancha recortada con motivos que no conforman ninguna escena historiada y en algunas arquerías se les nota que están desmochadas.
LÍCIDAS Pues yo había oído decir que desde donde empiezan estos collados a rebajarse y descender con suave pendiente hasta la ribera del río y hasta esas añosas hayas desmochadas ya, todo lo había conservado vuestro Menalcas, merced a sus versos.
Estas líneas afirmaban el carácter y firmeza del edificio, tendiendo a un aspecto defensivo, que sería reforzado en 1424 con la torre de San Andrés en la parte norte, y la torre de Soutomaior en el ángulo suroeste del claustro gótico en 1408. Las torres del transepto serían desmochadas en el siglo XVIII, sólo sobreviviendo la torre de las campanas.
Aunque su finalidad era la militar y en origen contaban con almenas, en el reinado de los Reyes Católicos fueron desmochadas y techadas.