Su vida se
desangraba. Toda su pena descomprimida extendíase hacia el horizonte entrevistó a través de los cables y de los «trolleys» de los tranvías y súbitamente tuvo la sensación de que caminaba sobre su angustia convertida en una alfombra.
Roberto Arlt
y nos desuníamos... Nuestra amistad hermana se
desangraba y cada quién emprendía la búsqueda incesante, ignorada, de lo imaginado siempre...
Antonio Domínguez Hidalgo
De una parte, Francia dejó París en la estacada, contemplando cómo se desangraba bajo las balas de Mac-Mahon; de otra parte, la Comuna se consumió en la disputa estéril entre los dos partidos que la escindían, el de los blanquistas (mayoría) y el de los prondhonianos (minoría), ninguno de los cuales sabía qué era lo que había que hacer.
Esta fraternidad resplandecía delante de todas las ventanas de París en la noche del 25 de junio, cuando el París de la burguesía encendía sus iluminaciones, mientras el París del proletariado ardía, gemía y se desangraba.
Incorporado el Carmelo, como un soldado herido, acometió de frente y definitivo sobre su rival, con una estocada que lo dejó muerto en el sitio. Fue entonces cuando el Carmelo, que se desangraba, se dejó caer, después que el Ajiseco había enterrado el pico.
Yo, viéndole ya muerto y que me desangraba, si bien con el miedo que podéis imaginar, de verme en tanto horror y cuerpos sin almas, que de mi sentimiento no hay que decir, pues era tanto, que no sé cómo no hice lo mismo que don Dionís, mas no lo debió de permitir Dios, porque se supiese un caso tan desdichado como éste, con más ánimo del que en la ocasión que estaba imaginé tener, abrí la puerta del aposento, y tomando la vela que estaba en el suelo, me bajé por la escalera y salí a la calle con ánimo de ir a buscar (viéndome en el estado que estaba) quien me confesase, para que, ya que perdiese la vida, no perdiese el alma.
En efecto, en un 6 de enero como éste, el 6 de enero de 1941, un titán de las luchas de la libertad, un Presidente gigantesco, Franklin Delano Roosevelt, dio al mundo el mensaje en que estableció las cuatro libertades, fundamentos del futuro por el cual se luchaba y se desangraba el mundo.
Cuando me
desangraba por cuatro cisuras que me hice en pies y manos, la tripulación del Grande Esberrer, que había desembarcado en otra rada de la isla del Nordeste, me encontró tendido en tierra y me salvó la vida...
Pedro Antonio de Alarcón
ahí... ahí donde el recuerdo mucho más las
desangraba... Y sin poder murmurarse de sorpresas, callando su encuentro desnudado, se apaciguaron los presagios de la ira, puños aferrando su odio, boca envenenando mieles, ante la imagen altiva que burlante me tajaba los vocablos...
Antonio Domínguez Hidalgo
Y a medida que se descomponía nuestro pueblo por la relajación de los vínculos sociales y se desangraba nuestra economía y se alteraba sin tino el ritmo del trabajo y se debilitaba maliciosamente la fuerza de las instituciones de defensa social, otro pueblo poderoso, Rusia, empalmando con los comunistas de acá, por medio del teatro y el cine, con ritos y costumbres exóticas, por la fascinación intelectual y el soborno material, preparaba el espíritu popular para el estallido de la revolución, que se señalaba casi a plazo fijo.
En su furia, la Tierra no había podido darse cuenta de que se
desangraba y que por doquie-ra de sus partes, manaban géiseres sanguino-lentos, sin retorno, porque al llegar a las alturas se transformaban en nubes de fuego y como es-trellas fugaces, se perdían en la estratósfera.
Antonio Domínguez Hidalgo
Usando como pretexto la guerra civil que por esta causa desangraba el país, los rusos ocuparon Crimea en 1783 y depusieron al último Kan, Şahin Giray, el mismo que años atrás había sido recibido por la propia Catalina II.