El
deiforme Alejandro alcanzó a Héctor cuando regresaba del lugar en que había pasado el coloquio con su esposa, y así le dijo: —¡Mi buen hermano!
Homero
Seguidamente acometió con la lanza al
deiforme Polidoro Priámida, a quien su padre no permitía que fuera a las batallas porque era el menor y el predilecto de sus hijos.
Homero
Los troyanos son muy tímidos: pues si no, ya estarías revestido de una túnica de piedras por los males que les has causado. Respondióle el
deiforme Alejandro: — ¡Héctor!
Homero
El tercero lo mandaban Heleno y el
deiforme Deífobo, hijos de Príamo, y el héroe Asio Hirtácida, que había venido de Arisbe, de las orillas del río Seleente, en un carro tirado por altos y fogosos corceles.
Homero
— El Bóreas enamoróse de algunas de las que vio pacer, y transfigurado en caballo de negras crines, hubo de ellas doce potros que en la fértil tierra saltaban por encima de las mieses sin romper las espigas y en el ancho dorso del espumoso mar corrían sobre las mismas olas— Erictonio fue padre de Tros, que reinó sobre los troyanos; y éste dio el ser a tres hijos irreprensibles: Ilo, Asáraco y el
deiforme Ganimedes, el más hermoso de los hombres, a quien arrebataron los dioses a causa de su belleza para que escanciara el néctar a Zeus y viviera con los inmortales.
Homero
Temiéronlos Héctor, Eneas y el
deiforme Cromio, y, retrocediendo, dejaron a Areto, que yacía en el suelo con el corazón traspasado.
Homero
Como el que descubre un dragón en la espesura de un monte, se echa con prontitud hacia atrás, tiémblanle las carnes y se aleja con la palidez pintada en sus mejillas, así el
deiforme Alejandro, temiendo al hijo de Atreo, desapareció en la turba de los altivos troyanos.
Homero
Dijo, y se encaminó al tálamo; la esposa le siguió, y ambos se acostaron en el torneado lecho. El Atrida se revolvía entre la muchedumbre, como una fiera, buscando al
deiforme Alejandro.
Homero
La diosa, transfigurada en varón —parecíase a Laódoco Antenórida, esforzado combatiente—, penetró por el ejército teucro buscando al
deiforme Pándaro.
Homero
A los misios los regían Cromis y el augur Enomo, que no pudo librarse, a pesar de los agüeros, de la negra muerte; pues sucumbió a manos del Eácida, el de los pies ligeros, en el río donde éste mató también a otros teucros. Forcis y el
deiforme Ascanio acaudillaban a los frigios, que habían llegado de la remota Ascania y anhelaban entrar en batalla.
Homero
Hécabe volviendo al palacio, llamó a las esclavas, y éstas anduvieron por la ciudad y congregaron a las matronas; bajó luego al fragante aposento donde se guardaban los peplos bordados, obra de las mujeres que se llevara de Sidón el
deiforme Alejandro en el mismo viaje en que robó a Helena, la de nobles padres; tomó, para ofrecerlo a Atenea, el peplo mayor y más hermoso por sus bordaduras, que resplandecía como un astro y se hallaba debajo de todos, y partió acompañada de muchas matronas.
Homero
Menelao, caro a Ares, viole venir con arrogante paso al frente de la tropa, y como el león hambriento que ha encontrado un gran cuerpo de cornígero ciervo o de cabra montés, se alegra y lo devora, aunque lo persigan ágiles perros y robustos mozos; así Menelao se holgó de ver con sus propios ojos al
deiforme Alejandro —figuróse que podría castigar al culpable— y al momento saltó del carro al suelo sin dejar las armas.
Homero