Dos de las canciones corresponden a poemas de Nicanor Parra musicalizados por Violeta: «El chuico y la damajuana» es un poema que apareció en el libro de 1958 de Nicanor, titulado La cueca larga, del que Violeta ya había musicalizado buena parte del poema homónimo, empleándolo para dos de sus canciones: «Cueca larga de los Meneses» (en El folklore de Chile, vol.
Haciendo Historia: La jardinera y su canto (1997) incluye ocho de los temas del disco: «El chuico y la damajuana», «Por la mañanita», «El hijo arrepentido», «Por pasármelo toman...», «Casamiento de negros», «Amigos tengo por ciento», «Veintiuno son los dolores» y «Puerto Montt está temblando».
Para su preparación basta tomar una damajuana de boca ancha, colocar la fruta que se prefiera, agregar pisco puro y dejar macerar unas semanas.
Acompañando a la Transición Española se abrirían luego Damajuana, La Aurora, El ángel Exterminador, Candilejas o ya en los ochenta, el movimiento Off Fuencarral bautizado así por la periodista Rosana Torres y concebido como experiencia teatral sin espacio físico concreto, y cuyos montajes (desde el cabaré más elemental a los montajes de corte tradicional o espectáculos parateatrales híbridos) se ponían en escena en bares de la zona que limita la calle de Fuencarral y el barrio de Chueca.
Los poemas del libro son los siguientes: «Coplas de vino» «El Chuico y la Damajuana» «Brindis a lo humano y a lo divino» «La cueca larga» Luego de su libro anterior, Poemas y antipoemas, en el cual el autor funda la antipoesía, Parra hace un paréntesis para presentar una exhibición de tradición oral con algunos momentos surrealistas.
Edición del fondo editorial de la Universidad Alas Peruanas - Lima. Entre su obra inédita se cuentan dos piezas teatrales de inspiración del Cuadro de costumbres: La damajuana y Camisa de fuerza.
En Salvador, como los compositores Riachão, pan, papa, y damajuana Goiabinha fueron seguidos por Tião Conductor, Chocolate, Nelson BALALA, J.
En la sesión del 18 de agosto de 1885 se opuso a que se les concedieran tierras a los ranqueles, aduciendo que las venderían «por una damajuana de vino».
Luego refrescaron cabeza y cuello entre risas y carcajadas. Al fin empezaron a llenar la
damajuana que vaciaron una, dos, tres veces en el radiador hasta que éste se enfrió completamente.
Juan José Morosoli
Por el tubo del radiador ascendía una nube de vapor. –Alcanzá la
damajuana –ordenó Arriola. "Leche con fideos" la puso en manos del Vasco.
Juan José Morosoli
Honorio tiene que ir a tomar los boletos, pues no es de suponer que, como a la ida, va a dejar que su suegra saque los de su mujer y de su nueva tía Ignacia; está bien: conoce sus deberes, pero no puede ir a la ventanilla, con una canasta en una mano y la damajuana en la otra.
¡Quiero caña, te digo! La mujer corrió otra vez, volviendo con la
damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la garganta.
Horacio Quiroga