De común consentimiento aprobaron todos la hidalguía de los dos modernos y la sentencia y parecer de su mayoral, el cual salió a dar la bolsa al alguacil; y
Cortadillo se quedó confirmado con el renombre de Bueno, bien como si fuera don Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, que arrojó el cuchillo por los muros de Tarifa para degollar a su único hijo.
Miguel de Cervantes Saavedra
-Yo -respondió
Cortadillo- sé la treta que dicen mete dos y saca cinco, y sé dar tiento a una faldriquera con mucha puntualidad y destreza.
Miguel de Cervantes Saavedra
-Pues, de aquí adelante -respondió Monipodio-, quiero y es mi voluntad que vos, Rincón, os llaméis Rinconete, y vos, Cortado, Cortadillo...
-Vea usted -decía algún tiempo después Sánchez del Abrojo a su compañero el doctor
Cortadillo, en ocasión que salían juntos de San Carlos-: yo lo he creído siempre: es preferible, es más lucido, desde el punto de vista del pronóstico, trabajar sobre un viejo que sobre un chiquillo.
Emilia Pardo Bazán
-En eso de restituir no hay que hablar -respondió el mozo-, porque es cosa imposible, por las muchas partes en que se divide lo hurtado, llevando cada uno de los ministros y contrayentes la suya; y así, el primer hurtador no puede restituir nada; cuanto más, que no hay quien nos mande hacer esta diligencia, a causa que nunca nos confesamos; y si sacan cartas de excomunión, jamás llegan a nuestra noticia, porque jamás vamos a la iglesia al tiempo que se leen, si no es los días de jubileo, por la ganancia que nos ofrece el concurso de la mucha gente. -Y ¿con sólo eso que hacen, dicen esos señores -dijo
Cortadillo- que su vida es santa y buena?
Miguel de Cervantes Saavedra
Cervantes publicó doce novelas: La Gitanilla, La fuerza de la sangre, Rinconete y
Cortadillo, La española inglesa, El amante liberal, El Licenciado Vidriera, El celoso extremeño, Las dos doncellas, La ilustre fregona, La señora Cornelia, El casamiento engañado y el Coloquio de los perros, jactándose en su prólogo de haber sido el primero en novelar en lengua castellana.
Sociedad de Patronos, Tipógrafos y Encuadernadores de Valencia
-¡La heredera del duque de Fuente-Real, muriendo de la muerte del hijo de una labradora! -murmuró reflexivamente
Cortadillo. -El dinamismo incalculable de los hechos, amigo mío...
Emilia Pardo Bazán
Heriberto Spencer pone eso en su punto. -¿Y el duque? -preguntó
Cortadillo con interés. -¡Calle usted, hombre! Acaba de salir para su Embajada...
Emilia Pardo Bazán
Cortadillo sonrió con su boca amarilla y sin dientes, y los carnosos labios de Sánchez del Abrojo hicieron el dúo, plegándose con ironía indefinible.
Emilia Pardo Bazán
-Todo será para servir a vuesa merced y a los señores cofrades -res-pondió Rinconete. -Y vos,
Cortadillo, ¿qué sabéis? -preguntó Monipodio.
Miguel de Cervantes Saavedra
-Lo que necesitará sobre todo -advirtió
Cortadillo- es paciencia, y creer a puño cerrado que esa criatura no está sola en la fosa, compañero Del Abrojo.
Emilia Pardo Bazán
-dijo Monipodio. -No, por mis grandes pecados -respondió
Cortadillo. -No os aflijáis, hijo -replicó Monipodio-, que a puerto y a escuela habéis llegado donde ni os anegaréis ni dejaréis de salir muy bien aprovechado en todo aquello que más os conviniere.
Miguel de Cervantes Saavedra