Sus
congéneres, los demás pavos, estaban en igual caso, y, sin meterse en más averiguaciones, picaban el grano, devoraban el cocimiento de salvado, glugluteaban satisfechos, hacían la rueda, cortejaban a las pavas y dormían sueños largos, en la tibieza del cobijadero que les abrigaba de noche.
Emilia Pardo Bazán
-No -confesó el árbol. -Entonces, muchas gracias -replicaron las ratas, y se marcharon a reunirse con sus
congéneres. Al fin, los ratoncillos dejaron también de acudir, y el abeto suspiró: «¡Tan agradable como era tener aquí a esos traviesos ratoncillos, escuchando mis relatos!
Hans Christian Andersen
La dificultad que ya la mera idea de la tarea nos patentiza es la siguiente: el hombre es un animal que, cuando vive entre sus congéneres, necesita de un señor.
No se arruinó, porque eso no entraba en sus principios; se limitó a derrochar, como derrochan todos sus
congéneres: yates, coches (no existían automóviles aún), caballos, palacios, quintas, festines, viajes con séquito, adquisición de obras de arte más o menos auténticas, fundaciones benéficas e instructivas más o menos útiles; entre ellas, la de la fuente continua de agua de la Florida, donde se perfumaban gratuitamente los moradores de Kentápolis, ciudad dominada por la opulencia de la dinastía Dorcksetter.
Emilia Pardo Bazán
Y una tarde, por cierto de primavera, calurosa ya, Jacobo, arrastrado por sus
congéneres, se paró delante de la puerta de una especie de barraca, levantada sobre los solares donde acababan de derribar una iglesia, para ensanchar importante arteria de la población.
Emilia Pardo Bazán
Las manchas escarlatas en el cuerpo, y sobre todo en el rostro de la víctima, eran el estigma de la peste que le apartaban de toda ayuda y compasión de sus congéneres.
Su afán cognoscitivo o su necesidad cognitiva para navegar de manera adecuada por su existencia y darle o descubrir sentidos a los significados: significaciones referenciales que le den solidaridad con sus congéneres.
Que cierre, pues, sus oídos aquel que sólo conoce las cosas sensibles y sus universales, y que vuelva a reunirse con sus
congéneres, los cuales «conocen las apariencias de la vida de aquí abajo, y, en cambio, de la otra vida, no se preocupan».
Abentofail
Seguro de su triunfo, con parecer ya ganador, no se dio cuenta que en ese instante, Robolandia comenzaba a ser destruida para siempre por los verdaderos hombres, pues el embajador y sus congéneres, sólo eran impostores cibernéticos.
Pero esta resistencia es la que despierta todas las fuerzas del hombre y le lleva a enderezar su inclinación a la pereza y, movido por el ansia de honores, poder o bienes, trata de lograr una posición entre sus congéneres, que no puede soportar pero de los que tampoco puede prescindir.
Y bien; esta precisión final del vibrante texto alto-peruano no existe en las piezas congéneres a que referimos, ni por la letra ni en la intención presumible de sus redactores.
Y es que el chismoso matalascallando, mosquita muerta, ha logrado la atención de sus congéneres con argucias humorísticas que se toman el aire de alta sátira y han encontrado apoyos comerciales que los imponen, aunque sus intentos no lleguen ni a caricaturas (¿Sabrán de Petronio 66; Apuleyo, 158; Boccaccio, 1353; Villón, 1463; Rabelais, 1532, 1534, 1546, 1564; Quevedo, 1626, 1627, 1648; Villiers de l’Isle-Adam, 1886; Jarry 1896, 1911 o Joyce, 1922; por citar algunos, según obligan las serias jerarquías investigativas ?).