Espongïoso, pues, se bebió y mudo El lagrimoso reconocimiento, De cuyos dulces números no poca
Concentuosa suma En los dos giros de invisible pluma Que fingen sus dos alas hurtó el viento; Eco —vestida una cavada roca— Solicitó curiosa y guardó avara La más dulce —si no la menos clara— Sílaba, siendo en tanto La vista de las chozas fin del canto.
Luis de Góngora y Argote