Verás que la zagala gentil que te embelesa, es una mocetona de alborotada greña, de libras y boyante, que tosca faldamenta, sin cintas ni guirnaldas, con lodo y almadreñas; verás que si, ofuscado, audaz la galanteas, no la colora el rostro, como tus trovas cuentan, las tintas sonrosadas de púdica vergüenza; sino que, ardiendo en ira, como fornido atleta, a bofetada limpia te salta un par de muelas.
Las estrellas en torno se apagan, Se
colora de rosa el oriente, Y la sombra se acoge a occidente Y a las nubes lejanas del sur: Y del este en el vago horizonte, Que confuso mostrábase y denso, Se alza pórtico espléndido, inmenso, De oro, púrpura, fuego y azul.
José María Heredia
Hoy sacuden mis sentidos su letargo, y la luz turba la monotonía de la noche y de la nieve. Hoy renazco a la vida, y ese rayo matinal que
colora el Oriente viene a ser el iris que me presagia mejores días.
Pedro Antonio de Alarcón
perdona si osada cantando este sueño mi lira infeliz, pintó del oprobio que sufres cuitada el fúnebre cuadro con negro barniz: No tiene la culpa mi débil acento si acaso tu rostro colora el rubor, la tiene el imbécil que vive contento, la tiene el maldito que ultraja tu flor.
Junto a Ocaña, hermosa villa, Dio la cita en un vergel Al Rey noble de Castilla La Zaida, que es hija fiel Del rey moro de Sevilla. Es muy garrida la mora, Con los labios de coral, De una tez que se colora, De alto seno virginal Que si suspira enamora.
Tú, cuya pura virginal mejilla carmín delicadísimo colora, que al encendido rosicler humilla que tiñe las mejillas de la Aurora, por quien de envidia tornase amarilla la hija más bella de la bella Flora, cuando en campos que pinta primavera es reina de las flores altanera.
a nieve de nuestros montes en tu tez cándida brilla, y en tus cabellos el oro que sus entrañas nos crían: semeja la viva grana que colora tu mejilla purpúrea tarde que muere en sus blanquísimas cimas; y el azul de nuestro cielo y de nuestra mar dormida tiñe de tus dulces ojos la transparente pupila.
Dijo Elbanio: --Si acaso aquí existiera noticia alguna de piedad, señora, del modo en que hay en parte otra cualquiera en donde el claro sol luce y colora; yo osara a esa belleza lisonjera que todo gentil ánimo enamora, pedir en don mi vida, porque al cabo sea vuestra cual lo es la del esclavo.
Cedan de hoy más la palma y alabanza los pardos, negros y celestes ojos a los divinos tuyos, que colora con su verdor alegre la Esperanza: la mejilla lozana de la rosada Aurora iguala apenas la lustrosa grana que en tu fresca mejilla aun de la rosa el rosicler humilla; humilde tributario es de tu blanca tez el mármol pario; y al oro envidia diera tu riza y abundosa cabellera; merecedora de adornar un día, coronada de estrellas, la vasta frente de la Noche umbría.
En los prados y en los bosques, en oteros y colinas, en tantos cerros nevados que por doquier se divisan, »difunde el padre sus rayos, con ellos todo ilumina, y todo se muestra en orden y variedad infinita. »Con ellos, todo despierta, se colora, se matiza, se fecunda, se embellece y a adorarte ¡oh Sol!
13 Después que con tu pie nevado y terso pisaste el suelo que el Abril colora, tumbose el so4 pasmose el universo, viendo volver a mi cristal la Aurora, y con esmaltes de color diverso, (bien que no tales) la dedálea Flora, por solo hacer retrato de tus flores, esta margen pintó de mil colores.
Mis ojos no ven sus ojos, No ven su tez transparente, No ven su rosada frente Ni su sonrisa de amor; No ven el rubor de virgen Que sus mejillas colora; Tiene quince años ahora…, Las niñas tienen rubor.