La coronela, no sabiendo ya cómo tapar el resuello a aquel ganso, le echa encima toda la ropa del colgador y hasta las sillas, y se vuelve a la sala; pero su hijo, derribando al suelo de un respingo todos los trastos que le sofocaban, coge una bota, tira con ella a su madre y la pega en el occipucio, en el instante en que esta atribulada mujer abría la puerta de la alcoba.
Allí el hermano colgador trepará la muralla para depositar las ofrendas: queso, pan, naranjas, una corona de laurel y una botella de orujo.
Un individuo se dedicaba a robar las ofrendas (el orujo, el queso, el pan y la naranja) que los devotos, a través del «hermano colgador», dejan cada año en la hornacina de la muralla.
En tales casos, suelen colocarse a la entrada o junto a una pared en un lugar discreto de la estancia. El colgador de pared tiene la ventaja de ocupar menor espacio que el anterior.
Pide hablar con el jefe Hamidou, le ofrece dinero para que lo lleve al hospital del penal, y este lo lleva a una habitación, lo golpea e intenta violarlo. Billy, en su desesperación, logra empujar al gendarme y este se clava la nuca en un colgador de la pared y muere.
Un dato importante es el alto grado de autonomía de sus habitantes, verificado por el diseño de las viviendas: Sótano compartimentado para cría de cerdos, gallinas y en algún caso ovejas; planta baja con disposición sobre el lar para el curado de la matanza; boca de horno, que se alarga en forma de bóveda al exterior de los muros para la fabricación del pan; segunda planta dormitorio del que se accede al secadero (“serdu” en bable) de castañas fundamentalmente, situado inmediatamente encima del colgador de la matanza y en línea vertical del flujo de aire caliente y humos; hórreo y cuadra anexos, así como elementos para la colada y limpieza del lino.