¿Para qué quiere ese viejo moribundo y decrépito esa hija tan hermosa y tan joven, si no sabe guardarla de los
codiciosos ojos de nuestros enemigos?...
Gustavo Adolfo Bécquer
Y chocan los mundos diversos, las ideas opuestas, los pensamientos inútiles, los sentimientos cobardes, los deseos hartos, las traiciones sacras, las mentiras televisadas, las componendas de altura, las promesas diseñadas, la dignidad planificada, las libertades falsas, las esperanzas absurdas, las risotadas demócratas, la pachanga mítica, las revoluciones cóncavas, los guajolotes difundidos para exhibir descaros hasta transformarlo todo en vértigo incansable de humos sin final y polvos sin magia... esmog más transparente del aire; vuelo de zopilotes agoreros; cuentos de tecolotes
codiciosos: - Lo primero es el dinero!
Antonio Domínguez Hidalgo
Mandó poner luego una banderita blanca de paz en el peñol de la popa, por que le viesen los que, ya ciegos y
codiciosos, venían con gran furia a embestir el mal defendido bergantín.
Miguel de Cervantes Saavedra
Del mismo modo debe entenderse en cuanto a las felicidades terrenas, las cuales, si el Omnipotente no las concediese con mano liberal a algunos que se las piden con humillación, diríamos que esta particular prerrogativa no pertenecía a la omnipotencia de un Dios tan grande, tan justo y compasivo, y por consiguiente, si fuese tan franco que las concediese a cuantos las exigen de su bondad, entendería nuestra fragilidad y limitado entendimiento que no debíamos servirle por otro motivo que por la esperanza de iguales premios, y, semejantes gracias no nos harían piadosos y religiosos, sino codiciosos y avarientos.
Y mientras bogaba con el rítmico empuje del remador avezado, Rosalía, instalada en la popa, miraba con insistencia la cuerda del remolque. Aquel cordelito tan delgado, tan suave, tan flexible, la tenía encantada y no apartaba de él sus ojos codiciosos.
Tras la espada fue la toga, y la toga hizo buena la espada. Los oidores en los primeros años de la Audiencia fueron aún más codiciosos que mis soldados.
Grande fué el número de codiciosos que se alistaron bajo la bandera de Urzua, capitán cuyas dotes como soldado y hazañas en el nuevo reino de Granada le habían granjeado positiva popularidad.
No permite tal: antes aparta de ellos todos los males, las maldades, los deleites, los malos pensamientos, los codiciosos consejos, la ciega sensualidad y la avaricia, que anhela siempre por lo ajeno.
Tanto persiguieron y apretaron los codiciosos padres a la Camarona para que aceptase la suerte y las riquezas de don Camilito, que la moza, incapaz de resignarse, adoptó un recurso heroico.
no sola corrió sangre peruana; pronto a mares por do quiera corrió sangre española, y españoles cayeron a millares; no por la mano de la gente nuestra, mas por su propia furibunda diestra: cual codiciosos, en infame lucha, se acuchillan feroces bandoleros por el rico tesoro de opulentos inermes pasajeros, a quienes su traidora acometida con el tesoro arrebató la vida; así con viles fratricidas manos los ciegos castellanos contra sí convirtieron las espadas en sangre de los Incas empapadas.
Contemplaba Carrizales en sus barras, no por miserable, porque en algunos años que fue soldado aprendió a ser liberal, sino en lo que había de hacer dellas, a causa que tenerlas en ser era cosa infrutuosa, y tenerlas en casa, cebo para los
codiciosos y despertador para los ladrones.
Miguel de Cervantes Saavedra
En la época en que empieza esta historia, el buen alcalde se hallaba seriamente preocupado; habíase levantado por allí una partida, se ignoraba si de hombres políticos o de malhechores, que había saqueado los pueblos inmediatos con el objeto de reunir fondos y llamar gente, y si bien es verdad que dicha partida había sido disuelta, que casi todos los que la componían se hallaban prisioneros, faltaba el jefe, el único que sabía el móvil que había impulsado a aquel puñado de valientes o de codiciosos a tomar las armas.